Actualidad
Quijote y Sancho por partida doble
Cuándo: «Elling». Desde el 18 de enero, de miércoles a domingo.Dónde: Teatro Galileo. Madrid.Cuánto: 25 euros. Tel. 91 448 16 46.
Dos hombres encerrados en dos habitaciones de la misma ciudad. Podría ser el comienzo de un tráiler, pero se trata de las descripción de los dos proyectos que Andrés Lima está a punto de servir al público madrileño. El prolífico director de Animalario hará horas extras para recorrer el camino que va del Galileo a las Naves del Matadero para cuidar a sus nuevas criaturas. «Son el ying y el yang», advierte él, y a pesar de admitir las coincidencias, señala que una («Elling», del noruego Ingvar Ambjornsen en versión de David Serrano) «es una comedia blanquísima», y la otra, «El montaplatos» (de Harold Pinter en versión de Alberto San Juan), «no puede ser más negra, aunque en ambos hay un personaje quijotesco y otro que es más Sancho».
Por partes, «Elling», en su camino desde la película noruega hasta las tablas en España, donde se estrenó el pasado septiembre, se ha convertido en un cuadrilátero, con la respiración del público a veinte centímetros de la tarima, donde se medirán Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez, dos formas distintas de aproximarse al naturalismo. Ambos son dos enfermos mentales que habitan un piso como paso previo entre el centro psiquiátrico y la salida definitiva a la calle.
Cruzar el Himalaya
Elling (Gómez) es «un hombre que tras la muerte de su padre fue encerrado por su madre en casa porque era un loquito, lleno de miedos y de vértigos, de los que no puede dar un paso sin que le parezca que es cruzar el Himalaya», apunta el actor. Javier Guitérrez (habitual de Animalario y ahora una de las caras más seguidas de la televisión gracias a «Águila Roja) es el Sancho también de esta obra, «se trata del más impulsivo, mientras que Elling es el más calmado», según palabras de Gómez. El actor admite que «me costó entrar en la forma de trabajar de Andrés Lima», cuyo método califica de radical, no por lo extremo del resultado, sino porque el tratamiento del texto es tan diferente al de otros que no puede confundirse con una comedia comercial. «Tiene una sensibilidad especial para la locura, espero que alguna vez se aproxime al Quijote, del que todavía no se ha hecho un trabajo definitivo», continúa el actor. Para que su tratamiento fuera más realista, el director les propuso trabajar una semana con enfermos mentales. «No digo yo que estos dos personajes no estén locos, lo que pongo en duda es que el resto no lo estemos».
En el Sur de la ciudad, en las Naves del Matadero, Lima ha encerrado a Guillermo Toledo y a Alberto San Juan, alma mater de Animalario, y sus dos caras más conocida, por obra de Pinter. Se trata de una pareja de asesinos que, cuando esperan recibir las indicaciones para su próximo golpe, empiezan a recibir pedidos de comida. «¿Cómo te suenan las tripas cuando estás muerto de miedo? Mi simpatía por "El montaplatos"nace de verla como un pesadilla cómica, algo así como la vida», concluye Lima.
La frontera ética de la tortura
¿Es legítimo torturar a un terrorista para arrancarle una información que salvará vidas? Sobre ese interrogante ético, el periodista y dramaturgo Javier Ortiz escribió «José K. Torturado», un texto que mañana levanta el telón en la sala pequeña del Teatro Español protagonizado en solitario por Pedro Casablanc, actor también conocido por Andrés Lima: él fue Marat en su «Marat-Sade». «La obra no da ninguna respuesta sobre si se contempla alguna excepción para someter a tortura a un individuo. Deja un interrogante abierto», explica el actor, aunque ofrece una pista: «Cuando lees los artículos de Javier Ortiz, ves que siempre estuvo absolutamente en contra de la tortura. Incluso había sido torturado él mismo». Con todo, insiste, «el espectáculo queda abierto». El actor pasa toda la función metido en un pequeño cubo transparente, desnudo y atado. «Desde fuera se recibe como algo muy duro, pero es un trabajo intenso y grato como actor. Nunca había hecho nada así», explica el actor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar