Londres
Crónica negra: ADN la prueba reina
La utilización del ADN por parte de la Policía ha significado una revolución sólo comparable a la que en su día produjo la toma de huellas dactilares.
La base de datos, en servicio desde noviembre de 2007, alberga casi doscientas mil personas fichadas genéticamente a los tres años de su inauguración. Depende de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior. Gracias a su utilización han aumentado las capturas de delincuentes difíciles y se calcula que gracias a esta prueba científica, la Policía consigue descubrir al autor de uno de cada cuatro delitos. Aproximadamente el 22 por ciento de los hechos criminales.
La Policía Científica trabaja con huellas dactilares, sangre, saliva, pelos y pisadas. A Ted Bundy, el asesino en serie americano, lo atraparon por las huellas de sus dientes en el glúteo de una de sus víctimas. A O. J. Simpson le acusaron por sangre hallada en la escena del crimen, huellas de zapatos ensangrentados y un guante de la mano izquierda, así como rastros biológicos de las víctimas en su casa y coche. Sacco y Vanzetti fueron enviados, en 1927, a la silla eléctrica por una bala del calibre 33 y el violador del tren de Londres, John Patrick Duffy, fue capturado por su perfil psicológico, trazado por el profesor David Canter, de la Universidad de Sussex. A toda esa ciencia ahora la socorre también el ADN, la prueba reina.
El ADN es el ácido desoxirribonucleico, el carnet biológico de cada persona, único e irrepetible. A efectos de identificación tan útil y seguro como las huellas dactilares, los dientes o una marca de nacimiento. Las muestras se encuentran en la saliva y otros fluidos corporales. La comparación de restos hallados en la escena del crimen, como el esperma de un violador, permite buscar en el inmenso archivo de ADN si ha participado en otro delito.
La formación de este banco de datos ha llegado tarde y con limitaciones incomprensibles. Nada más poner en marcha esta herramienta, que era mirada con recelo por parte de juristas y políticos, la eficacia policial se ha duplicado. La Policía Nacional ha aportado más de cien mil perfiles y la Guardia Civil más de cuarenta mil. Otras aportaciones las han hecho los Mossos d'Esquadra y la Ertzaintza, así como el Instituto Nacional de Toxicología.
Todo ello procesado por el sistema Codis, un programa diseñado por el FBI. Los datos de ADN sirven para intercambiarlos con otros países, lo que ya ha producido más de doscientas coincidencias, descubriendo a ladrones, agresores sexuales, homicidas y terroristas.
En España, la ley que permite el almacenaje y utilización de datos de ADN es del 29 de octubre de 2007; hasta entonces no se producían cruces automáticos de los perfiles dubitados con los indubitados. Soy de los criminólogos que no lo fía todo al ADN. Pienso que puede ser manipulado como otras pruebas y por eso sostengo que la importancia de una investigación es que todos los cabos sueltos encajen desde el principio de la detención del asesino. Hay quien no sabe lo que es el ADN, ni podría indentificarlo y sin embargo tiene una fe de carbonero. ¡Es que lo dice el ADN!
Para mí la fuerza del ADN está en su capacidad de demostrar la inocencia. En un cargo de violación, si hay ADN en la escena del crimen y no coincide con el del sospechoso, es inocente. También hay a veces falsas identificaciones que pueden ser descubiertas con esta prueba tan importante y ahora tan popular. La policía ha resuelto casi doscientos casos de agresiones sexuales gracias al ADN. Más de dos mil cuatrocientos delitos fueron asignados a culpables gracias a la comparativa de los restos biológicos.
Un sistema caro
El ADN se extrae de una forma indolora a través de una simple torunda de algodón que recoge un poco de saliva. En suspensión dentro de este fluido hay células que permiten extraer el perfil al que comparan con un código de barras. Puede pedirse en una amplia relación de delitos: contra la libertad, la vida, la libertad sexual y delincuencia organizada. En la actualidad los sospechosos son clasificados con huella dactilar, foto y ficha genética. Esta última puede ser borrada si se solicita tras haber sido absuelto. Algunos delincuentes famosos, como el violador múltiple «El Búho», el nuevo sistema lo metió entre rejas. No es un procedimiento barato: unos 25 euros unidad. Aunque casi siempre hay que doblarlo porque casi nunca sale a la primera. Eso nos lleva a que cuesta unos 45 euros cada uno (hablamos de perfiles útiles). Las pruebas de sospechosos se hacen por duplicado. Total:90 euros por persona.
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