Valencia
Txumari Alfaro y Raúl de la Rosa / Naturópatas filósofos y escritores: «Hemos perdido el contacto con la tierra y por eso enfermamos»
Dormir mejor, lucir más guapo, comer más sano, lograr una salud de hierro..., excepto cómo encontrar trabajo, «El gran libro de la vida sana» (Ediciones B) aborda las principales preocupaciones del españolito de a pie.
VALENCIA- -Tal y como está el panorama, díganme ¿llevar una vida sana es más barato?
-Txumari Alfaro (Tx. A.): Es más económico, porque ahorras muchísimo en salud. Hay estudios que demuestran que por cada seis euros que se invierten en salud, el erario público ahorra 6.000.
-Raúl de la Rosa (R. R.) Sí, claro, es más rentable. La Seguridad Social ahorraría mucho simplemente con unas pautas. El médico no suele preguntarle al paciente cosas fundamentales como dónde vive, qué come, si reside en un edificio enfermo... Y ésa es la clave de la salud, así que debería tenerlo en cuenta.
-La mayoría de libros sobre temática de vida sana se asemejan en que se fundamentan en pautas de sentido común. Al parecer, la teoría nos la sabemos, así que lo que debe fallar es la práctica ¿no?
-Tx. A: Es curioso cómo para el inconsciente, la lógica cura, es la que te lleva al equilibrio. Cuando te pones enfermo y te dicen qué es lo que tienes y el inconsciente te da la respuesta, te curas. Por ejemplo, pocos saben que el aceite, a partir de 180 grados, expele una sustancia tóxica. Así que, hasta el pescado más sabroso o las verduras más exquisitas, se convierten en tóxicas. Fritos sabrosos, pero peligrosos.
-Han escrito un apartado sobre la importancia de la luz y los olores ¿influye el sol y el aroma en el carácter de los valencianos?
-R. R: Sin duda ¡Fíjese en las Fallas! El ruido confiere al valenciano un determinado carácter. Eso no quiere decir que sea malo, sino que es una manera de entender la realidad. Para compensar, tienen el sonido del mar. Además, la luz de Valencia es muy especial, imprime carácter y da salud. Una persona que vaya por la mañana a la playa y camine descalza por la orilla, seguro que va a necesitar menos medicinas que otra que viva rodeada de edificios y contaminantes.
-Pero mejor lo dejamos para cuando suban las temperaturas.
-R. R: ¡Y en invierno también! Es sano hacerlo y siempre descalzos, aunque haga frío, porque eso evita la gripe.
Tx. A: O también puede pasear por los jardines y sentir en los pies el rocío de la mañana. Actualmente estamos aislados de la naturaleza, no tenemos contacto con la madre tierra y eso hace que enfermemos más rápidamente.
-Sanos por dentro y guapos por fuera ¿Me darían tres truquitos de belleza?
-Tx. A: Primero, se ha comprobado que las mujeres que tienen tres relaciones sexuales satisfactorias a la semana tienen mejor cutis, envejecen más lentamente. Segundo, el alimento que más favorece a la piel es la levadura de cerveza. Y tercero, no hay mejor crema antiarrugas que la que se hace con yogur, miel, unas gotas de limón y un cucharada de levadura de cerveza.
-¿Y qué opinan de las dietas de moda? ¿Aconsejarían la del doctor Dukan?
-Tx. A: Yo tengo sus tres libros. Creo que puntualmente, por ejemplo, tras las Fallas, donde hemos abusado de la comida y la bebida, podemos hacerla durante una semana, pero más, no.
-R. R: Estas dietas no son universales, no sirven para todas las ocasiones ni para todas las personas.
-Y ahora que estamos de precampaña electoral ¿tienen algún consejo para que los políticos no acaben agotados?
-R. R: Que aprendan a respirar profundamente. Manejarán mejor las emociones, se centrarán y les vendrán más ideas. Una respiración rápida nos impide escuchar a los demás. Una respiración más profunda nos acerca más a ellos.
Una pareja natural
Acaban las frases uno del otro y se dan las gracias continuamente. Son amigos desde hace años y el cariño es evidente. Han escrito un libro a cuatro manos para echarle una al español estresado y alejado de la naturaleza. Al ignorante de los beneficios que reporta, en ocasiones, volver a lo tradicional y conectar con el sentido común. Y todo ello de una forma barata, porque tal y cómo está la economía, no valen remedios de lujo. El resto, dicen, depende de nosotros.
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