Pioneros grafistas

A vista de pájara atiendo cómo Madrid sigue reconstruyendo el presente a base de historia, sin bajarme del lomo de «La Codorniz», que aún anida en El Museo de la Ciudad, acudimos la semana pasada a visitar la Sala Águila, que bajo su ala cobija la inolvidable obra de los hermanos Moro. Hoy es el pichón de Josep Pla-Narbona la paloma mensajera que nos trae el Museo Nacional de Artes Decorativas, donde la exposición «Grafistas. Diseño gráfico español 1939-1975», comisariada por Emilio Gil, recorre por primera vez el trabajo más significativo de los pioneros del diseño gráfico español.

La exposición se ciñe a un periodo gris de nuestra historia que abrió la imaginación de nuestros artistas, en este caso desarrollando lo que comenzó siendo «arte comercial» y ahora denominamos «arte gráfico». Gracias a esta renovación en la comunicación por parte de este ilusionado grupo de pioneros, la sociedad se fue modernizando a pesar de la dura coyuntura en la que trabajaban. Para entender la información intrínseca en el diseño comercial del objeto hay que entender los factores que intervienen en el proceso de creación, nuestro grafismo era la versión local del debate internacional, por fin hoy reconocido. Por aquel entonces la que por seguro no salía del armario era la caja verde de naftalina Polil con el misterioso hombre-abrigo diseñado por Josep Artigas. Entre los casi 300 trabajos destacan nombres de creadores como el del activista republicano Josep Renau, Daniel Gil, Josep Pla-Narbona, Alexandre Cirici Pellicer, Manolo Prieto, Ricard Giralt Miracle, Joan Brossa o Josep Artigas.

Decía Anatol France que la utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor, no sé si el futuro o cualquier pasado gráfico es mejor, pero lo que está claro es que no se puede entender el diseño actual sin el conocimiento y trayectoria de estos pioneros. Miremos para aprender y aprendamos para ver.