El «Mamut» que llegó del frío

Podía haber sido uno de los autores nórdicos que se hinchan a firmar estos días en El Retiro durante la Feria del Libro, pero lo suyo es la poesía y no la novela negra. Fuera de Suecia su apellido va unido a «Fucking Amal» (1998), su primer filme, que vino a demostrarnos que existen otros modelos para el cine sobre adolescentes muy lejos de «American Pie».

Once años después, tras varios filmes minoritarios, ha rodado su producción más ambiciosa, «Mamut», protagonizada por Gael García Bernal y Michelle Williams, y todo un ejemplo de cine global que ha rodado en Nueva York, Tailandia y Filipinas. «Curiosamente, cuando no tienes presupuesto el dinero no es un problema, pero cuando ruedas una cinta más grande, empiezas a preocuparte por cada billete», confiesa el realizador, más interesado en volver al cine artesanal. No han faltado ojos que encuentran similitudes entre «Mamut» y «Babel», de Alejandro González-Iñárritu, por su tela de araña narrativa y su interés por las regiones periféricas del planeta y la inmigración: «Me lo comentaron algunas personas cuando leyeron el guión, por eso no quise verla», asegura. Minutos después vuelve al tema y corrobora que «no me parece extraño ni negativo que dos personas en puntos distantes del planeta piensen en el mismo tema».

Del Soho a Filipinas

Al sueco le interesaba especialmente la figura de la criada, filipina en este caso, que vive y limpia una casa de diseño en el Soho neoyorquino, y, además, cuida a la hija de un matrimonio exitoso: él ha triunfado distribuyendo videojuegos en la red, y ella tiene buen pulso para las operaciones de urgencias: «Quería abordar también la tragedia que supone para los niños que se marche la niñera, quizá la persona más importante en la infancia de muchos». Tres pequeños protagonizan algunos de los papeles principales del filme: «Improviso, lo que resulta más fácil tanto para los niños como para los "amateurs"», precisa. Sigue fotografiando a sus actores muy de cerca, como si los quisiera aislar del entorno: «Estoy de acuerdo con mi compatriota Bergman en que el único descubrimiento del cine es el primer plano», asegura.