La Rioja
Veintidós españoles
En Miranda de Ebro, norte de Burgos, nudo ferroviario, límite de la Alta Castilla con el País Vasco y La Rioja, se ha producido un hecho que ha pasado desapercibido y que tiene sustancia. Han competido en la semifinal de la Copa del Rey de fútbol, el Campeonato de España, dos equipos que alinearon a veintidós jugadores españoles. La Copa fue la del Rey Alfonso XIII hasta 1931. Posteriormente la Copa del Presidente de la República, la Copa del Generalísimo y de nuevo la Copa del Rey con nuestra Monarquía Constitucional. En tiempos de Franco sólo la podían disputar futbolistas españoles, pero a principios de los setenta, cuando se permitió la contratación de dos extranjeros por equipo, la presión de los clubes cambió la norma. El Real Madrid fichó a Netzer y Pinino Mas, el «Barça» a Cruyff y Sotil, el Atlético a Ayala y Heredia, y el espectáculo ganó con sus incorporaciones. Años más tarde se permitió acceder a la Copa a los equipos de Segunda y Tercera División, que actualmente se dice Segunda A y Segunda B, porque lo de Tercera División, en el lenguaje coloquial, contiene rasgos peyorativos. «Ese tío es de tercera» es todavía sentencia que resume el desprecio.
Ahora, en la Copa del Rey o Campeonato de España, no existen límites ni cupos. La disputan los clubes con la totalidad de sus jugadores, en su mayoría extranjeros. Habría que volver la vista cuarenta años atrás para que se diera lo que hoy resulta tan extraño como anecdótico. Que la semifinal la disputen veintidós españoles. Once –más los sustitutos– del Athletic Club de Bilbao y otros once más los también sustitutos, del Mirandés, un equipo de Segunda B – la Tercera de antaño–, que se ha convertido en el centro de atención de la afición futbolística. Amorebieta, futbolista del Athletic, nació en Venezuela, como Anasagasti, pero es hijo de vascos españoles que recuperaron sus raíces, como Anasagasti, el de la ensaimada, del que ignoro su bagaje de recuperaciones. En el Athletic de Bilbao jugaron vascos, navarros y un riojano, Llorente, el mejor delantero centro de España. Y en el Mirandés, castellanos, vascos, riojanos, navarros y hasta canarios. El único extranjero en los banquillos, el entrenador del Athletic de Bilbao, Bielsa, que es argentino. El resto, todos españoles. Pasarán muchos años para que la coincidencia se repita en el paso previo a la final de Copa, que es el partido grande por excelencia del fútbol español.
Un detalle. Los futbolistas encumbrados no coleccionan camisetas de adversarios menores. El martes, cuando el árbitro dio por concluido el partido, un internacional y campeón del mundo por España, Llorente, le pidió la camiseta a Pablo Infante, un jugador del Mirandés, el mejor de ellos, que vive de su empleo en la banca. Dirige una sucursal bancaria sita a veinte kilómetros de Miranda de Ebro. Se dirige a sí mismo, porque es el único empleado, y cuando finaliza su horario de trabajo, acude al campo de Anduva a entrenarse.
Por lógica, el finalista será el Athletic de Bilbao, el club más español de la Primera División. Tuvo un jugador francés, Lizaranzu, que terminó jugando en el Bayern de Munich. Pero desde que permitió que futbolistas de otras regiones se formaran en sus equipos infantiles y juveniles –navarros, riojanos y hasta «maquetos» despreciados por Sabino Arana–, adquirió una dimensión nacional a la que no ha renunciado. Su otro gran internacional, Javi Martínez, extraordinario futbolista, demuestra con su Martínez la apertura al españolismo del centenario club vizcaíno.
Semifinal de la Copa del Rey, y todos españoles. Bravo.
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