Bruselas

La crisis noquea a Berlusconi

Silvio Berlusconi tiene los días contados en el Gobierno italiano. El primer ministro dimitirá inmediatamente después de que sea aprobado en el Parlamento el plan de ajuste económico exigido por la Unión Europea (UE).

Berlusconi dimitirá tras la aprobación de las reformas prometidas a la UE
Berlusconi dimitirá tras la aprobación de las reformas prometidas a la UElarazon

ROMA- Si los tiempos legislativos no se dilatan, las reformas deberían convertirse en ley este mes, por lo que antes de diciembre «Il Cavaliere» tendrá que presentar su renuncia al presidente de la República, Giorgio Napolitano, quien decidirá si se convocan elecciones anticipadas el próximo mes de enero o, por el contrario, opta por la formación de un gobierno técnico que lleve las riendas del país durante unos meses y reforme la ley electoral.

Éste fue el compromiso que el mandatario dio a Napolitano: dimisión diferida a cambio de una última prórroga para sacar adelante las medidas que deben corregir el rumbo de la economía italiana y permitan recuperar la confianza de los mercados. «Hemos comprobado que el Gobierno no posee la mayoría que creíamos que tenía. Somos realistas», dijo Berlusconi tras reunirse con el jefe del Estado. Justificó su renuncia para calmar a los inversores y «dar una señal clara» de que Italia «va en serio» con las reformas. «Lo que de verdad importa es el bien del país».

El fin político de «Il Cavaliere» llega después de que ayer comprobase que había perdido la mayoría parlamentaria. En la votación en que se aprobaron las cuentas del Estado del pasado año sólo obtuvo 308 votos a favor. Esta cantidad está ocho puntos por debajo de la cifra que marca la mayoría absoluta de la Cámara de Baja, que cuenta con 630 escaños. Hubo 321 diputados opositores o desencantados con Berlusconi presentes en el aula que no votaron.
Con esta maniobra, los partidos de izquierda y de centro demostraron al primer ministro que le han ganado la partida y que se ha quedado en minoría. Sólo sacó adelante la votación porque la oposición consideró imprescindible aprobar el balance de 2010.

La constatación de que las riendas del poder de Italia se le escapaban entre los dedos por la «traición» de ocho diputados de sus filas dejó a «Il Cavaliere» con una evidente cara de cabreo. Aunque no podía aspirar a repetir el resultado de la última moción de confianza, salvada a mediados del mes pasado con 316 votos a favor frente a 301 en contra, esperaba una mejor nota. Muy molesto, pidió la lista de los parlamentarios que le habían abandonado, comentando con sus acólitos: «Me han traicionado. ¿Pero estos dónde quieren ir?».

Bossi tampoco lo quiere
Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, principal aliado de Berlusconi en el Gobierno, volvió ayer a solicitarle su dimisión. «No le hemos pedido que dé un paso atrás, sino a un lado», dijo Bossi. Con esta ironía quería reflejar la voluntad de su partido por desatascar la actual situación ofreciendo a «Il Cavaliere» la designación de su sucesor como primer ministro. Bossi señaló que éste podría ser el ex ministro de Justicia y actual secretario del PDL, Angelino Alfano. El propio Berlusconi ha dicho en varias ocasiones que este joven político siciliano será su delfín.

Apenas se supo el resultado de la votación, el líder de la oposición, Pier Luigi Bersani, solicitó la palabra en la Cámara de los Diputados para pedir la dimisión del magnate y amenazar con una moción de censura en caso de que no estuviera dispuesto a renunciar. Para el candidato del Partido Democrático, ayer se comprobó que el Ejecutivo ya no era capaz de gobernar. Esta sensación ha llevado a Italia a sufrir un «problema de credibilidad» que, en su opinión, estaba fundado por la actitud de «Il Cavaliere», responsable de haber colocado a la nación al «borde del abismo». «Si tiene usted una brizna de responsabilidad, dimita. No me creo que no lo vaya a hacer. Así no podemos seguir adelante», le espetó directamente Bersani.

El líder del centro izquierda es el principal favorito para hacerse con las riendas del poder en las posibles elecciones anticipadas. No ha sido capaz de acabar con las peleas internas de su partido ni emociona en demasía a los electores, pero lo tiene todo de cara para convertirse en el próximo primer ministro. Al menos las encuestas llevan meses augurándolo. Para formar gobierno, sin embargo, tal vez deberá coaligarse con otras formaciones de la izquierda. En el nuevo ejecutivo tendría cabida el ex magistrado Antonio Di Pietro, líder del partido Italia de los Valores, y Nichi Vendola, el carismático dirigente de la formación Izquierda, Ecología y Libertad. Tampoco se puede descartar una «Santa Alianza» «antiberlusconiana» en la que tengan cabida los centristas de la UDC y los exfascistas de Futuro y Libertad para Italia, antiguos aliados de «Il Cavaliere» y hoy enemigos acérrimos.

 

La puñalada de los «ocho traidores»
Esta imagen dio ayer la vuelta al mundo, la de la nota escrita por Berlusconi tras la votación parlamentaria, y que marcaba los pasos que iba a seguir por la tarde. Primero anota «308», los votos que obtuvo, y un «-8» en un círculo junto a la palabra «traidores». A continuación pone «vuelco» o «chaquetero». En tercer lugar figura la palabra «voto», seguida de la expresión «tomo conciencia» junto a «presento mi dimisión». El siguiente punto es «presidente de la República», y luego «una solución». La nota acaba con «pongámonos en marcha».
 

 

Italia busca ya sustitutos para «Il Cavaliere»

Mario Monti
Ex comisario europeo
Si el Ejecutivo de Berlusconi fuera sustituido por un gabinete técnico, Mario Monti es el principal candidato para guiarlo. Este economista de prestigio y ex comisario europeo fue propuesto a la UE por «Il Cavaliere», lo que muestra el respaldo que tendría en buena parte de la derecha. La izquierda también ha apoyado su designación.

Gianni Letta
Mano derecha de Berlusconi
El otro aspirante a dirigir un posible gobierno técnico es Gianni Letta, subsecretario de la presidencia del Gobierno y mano derecha de «Il Cavaliere», a quien secundó en sus negocios antes de aterrizar de su mano en la política. Su nombre sería apoyado sin fisuras por la derecha e incluso por partidos de centro. No levantaría ampollas en la izquierda.