Brasil
Joaquín Santaella: «El alcohol es una droga que no se admite como tal»
Periodista y ex alcohólico
-Presenta ahora su libro «Vino torcido» (Edinexus), en el que cuenta sus vivencias en un centro de tratamiento de alcohólicos. Suele dar vergüenza decir que uno ha sido o es alcohólico...
-Sí, pero yo no la he tenido. Siempre he querido pulverizar el tabú.
-No es un libro de autoayuda. ¿Lo escribió para acabar su catarsis?
-No. Tenía un buen material y soy escritor, ¿por qué desaprovecharlo? Y si además se puede ayudar...
-Es periodista. ¿Sabe por qué los periodistas bebemos o bebimos tanto?
-Es una profesión de riesgo, desordenada, noctámbula y bohemia. Eso generalmente lleva al alcohol. Los jóvenes periodistas ya no beben por culpa de la profesión: beben sólo porque son jóvenes.
-¿Bebemos para olvidar o...?
-Cada uno por una razón. La más común puede ser el aburrimiento, el hastío, la frustración. Nos han dicho que consumismo es igual a éxito. Y no.
-Dice que es la sociedad la que fomenta el consumo...
-La misma sociedad que fomenta el consumo luego margina a los alcohólicos. Pura hipocresía.
-Dice que el alcohol es una droga dura...
-Sí, y no es admitida como tal. Hay muchos intereses económicos para que no se vea así. Todos los países productores de alcohol tienden a sacralizarlo.
-Estudios científicos dicen que el consumo moderado de vino es bueno...
-Y es verdad. Pero, ¿son moderados todos los que se llaman moderados? También el consumo moderado de cannabis puede ser bueno. Toda droga tiene su parte buena.
-Lo difícil, parece, es ser moderado...
-Hay gente que sabe serlo. Y hay gente que tiene buen beber. ¿Yo? Dependía de la situación.
-¿Se imagina en la Feria de Sevilla con un cartel que dijera «el vino es una droga»?
-He estado a punto de ir con mi libro a repartirlo por las casetas. Al final fui sin él y he estado hasta las siete de la mañana bebiendo Fanta de limón.
-¿Y qué tal?
-He tenido un gran éxito, porque a las tres de la madrugada era el único que estaba en condiciones de bailar. Se liga mucho sin beber. Se puede ser abstemio y divertirse en la Feria de Sevilla. Y en cualquier sitio, claro.
-Ha dejado de beber. ¿Se ha convertido en un enemigo del vino?
-De ninguna manera. No me considero un fundamentalista. Además, me encanta servir copas a mis amigos. Pero hay que tener información y libertad. El alcohólico no es libre.
-O sea, que usted no prohibiría el alcohol...
-Nunca. Es peor: acuérdese de la Ley Seca. Sólo hay que regularlo, como la prostitución, como las drogas en general.
-¿Por qué decidió dejar de beber?
-Para no ser esclavo. Porque me gusta ser libre.
-Dicen que en tiempos de crisis aumenta el consumo de alcohol...
-Si estás en el paro y bebes, tendrás dos problemas.
-«Vino torcido»: después de la presentación se servirá un vino español...
En 20 líneasJoaquín (Madrid, 1955) fue corresponsal de la agencia Efe en Brasil en los años ochenta y estuvo becado en EE UU por la Fundación Marshall. Ahora ejerce el periodismo por libre y escribe libros. En «Vino torcido» no aparecen mujeres «porque hablo de un centro para hombres; pero a la mujer le cuesta más reconocer su alcoholismo; bebe en casa, a escondidas». Le preocupa que los jóvenes empiecen a beber cada vez más pronto. Le llaman madres y esposas desesperadas. Camina descalzo por la playa. Fuma.
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