Ruiz Vivo critica la derogación del PHN y recuerda el fracaso del Plan Agua

El portavoz del Partido Popular (PP) en la Región de Murcia, José Antonio Ruiz Vivo, destacó que ayer, día de San Pedro, se celebró el quinto aniversario «desde que un Pedro –Saura, secretario general del PSRM-PSOE– votó en contra del proyecto más importante para la agricultura murciana», en referencia al Plan Hidrológico Nacional (PHN). Cinco años, dijo, desde que el PSOE murciano votó en contra del trasvase del Ebro.Ruiz Vivo recordó que el decreto del Gobierno socialista del 18 de junio de 2004 se llevó a efecto en el Congreso de los Diputados el día 29 y que entonces el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero prometió una serie de postulados «que no se han llevado a la práctica», tales como la construcción de 22 desaladoras, de las cuales sólo hay tres. Además, otras medidas del Gobierno, como el Plan Agua, fueron calificadas por Ruiz Vivo como de «fiasco». El dirigente popular cree que el PSRM-PSOE tiene «mala conciencia» por ello, ya que, recordó, hoy podría estar el agua ya en Murcia y haberse generado unos 30.000 puestos de trabajo. «Desde entonces, la Región de Murcia está pagando las consecuencias de la decisión más negativa para ella en toda su Historia y que más ha perjudicado a la agricultura», dijo.Volver al «espíritu de Valencia»Por ello y porque Murcia está «a la cabeza» en cuanto al buen uso del agua, Ruiz Vivo reclamó a los socialistas murcianos, aprovechando el debate que tendrá lugar en la Asamblea en el día de hoy, que rectifiquen y vuelvan al llamado «espíritu de Valencia» con «el Ebro irrenunciable y el Tajo intocable».Así, tras hablar de la «amenaza» del PSOE en torno al agua desalada, Ruiz Vivo manifestó que el PP siguue manteniendo la misma postura, que se basa en la interconexión de cuencas, la validez de los trasvases y la complementariedad de la desalación. Y es que, como se quejó el dirigente popular, el Ebro se desborda periódicamente y se permite que salga agua de él hacia Cataluña, pero no hacia el Levante. Además, se preguntó cómo es posible que no quieran dar agua de la desembocadura de un río como el Ebro y sí se pueda coger de la cabecera de otro –Tajo–.