Por los abusos
Estados Unidos confirma el boicot a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín
La Administración Biden no enviará a ningún funcionario ni diplomático por los abusos y el “genocidio” del Partido Comunista Chino en la región de Xinjiang
Los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en Pekín no contarán con la presencia de funcionarios gubernamentales de Estados Unidos. Así lo daba a conocer la Administración de Joe Biden el lunes, después de semanas de rumores sobre un posible complot diplomático que no perjudicara a los deportistas estadounidenses que participan en el evento deportivo de mayor competición mundial.
Los atletas “que han estado entrenándose, preparándose para este momento” sí podrán competir en los Juegos Olímpicos de China, anunciaba la Casa Blanca, pero el boicot diplomático de Estados Unidos afecta a la delegación y al personal representante del Gobierno de Biden, cuya confirmación responde a los abusos contra los derechos humanos en Xinjiang.
En esta zona de China, situada al noroeste, los principales grupos de derechos humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), han publicado informes acusando a China de genocidios y delitos contra la población de uyghur y otros grupos étnicos musulmanes de la zona.
Los uyghures, nativos de la región autónoma de Xinjiang Uyghur, situada al noroeste de China, pertenecen a una del total de medio centenar de minorías étnicas reconocidas oficialmente en China.
Grupos de derechos humanos de todo el mundo denuncian que China ha detenido a más de un millón de uyghures contra su voluntad en años recientes, como parte de una red que el propio Gobierno chino denomina “campos de reeducación”, a través del cual cientos de miles de personas han sido condenadas a prisión y otras tantas, incluyendo mujeres y niños, obligadas a realizar trabajos forzados, sometidos a tortura y abusos sexuales.
Acusaciones negadas por China, que justifica la creación de esos campamentos “para combatir el separatismo y la militancia islamista” de la región. Estados Unidos forma parte de la larga lista de países que acusa al gigante asiático de cometer genocidio en Xinjiang, por lo que la decisión del boicot diplomático, mejor de tomar por sorpresa, era esperada por muchos activistas y agrupaciones que han seguido muy de cerca el tema.
“Esto es sólo una indicación de que no puede ser un negocio como de costumbre”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en referencia a la actuación de China con esa parte minoritaria de su población. “Sentimos que esto envía un mensaje claro”, añadió, asegurando que la decisión de EE UU no pone fin a las preocupaciones planteadas sobre dichos abusos.
Es “un poderoso reproche de la campaña de genocidio del Partido Comunista chino en Xinjiang”, declaró Bob Menéndez, senador demócrata y presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
El boicot diplomático estadounidense ha sido interpretado por los responsables políticos críticos con el país asiático en el Congreso de EE UU como una forma de responsabilizar a China por sus actuaciones contra los derechos humanos sin perjudicar a sus deportistas olímpicos, que han entrenado con mucho sacrificio durante años para poder competir en los Juegos Olímpicos de Invierno.
El anuncio se producía después de que el presidente Joe Biden reconociera durante semanas estar considerando el boicot diplomático de las Olimpiadas como una opción necesaria para mostrar apoyo a los atletas estadounidenses rompiendo con la tradición de contar con la delegación como rechazo contra el genocidio y los abusos de China.
La presión para llevar a cabo el boicot diplomático aumentó públicamente al conocerse la denuncia de una deportista de élite, la tenista Peng Shuai, a través de sus redes sociales, de abuso sexual contra Zhang Gaoli, ex vicepresidente chino y miembro de alto rango del Partido Comunista de China.
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