Cacerolada a Fernández en el «baño de masas» por la llegada de la fragata Libertad

La presidenta argentina, Cristina Fernández, convirtió el regreso de la fragata Libertad, el buque escuela de la Armada del país, en una multitudinaria fiesta oficialista en el balneario de Mar del Plata, que no se alteró por el primer "cacerolazo"del año contra el Gobierno.

Decenas de 'indignados' protagonizaron una cacerolada contra la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, durante el acto oficial de recibimiento a la Fragata Libertad, que permanecía retenida en un puerto de Ghana desde el pasado 2 de octubre.

El grupo de Indignados de Mar del Plata había convocado a través de las redes sociales un acto de protesta contra el Gobierno con motivo de la llegada de la embarcación a la base naval ubicada en dicha localidad argentina.

"No hay que olvidar el conflicto que retuvo la Fragata Libertad en Ghana, que fue una vergüenza nacional e internacional. Hay que recordar también que fue el Tribunal Internacional de Derecho del Mar quien liberó con su fallo a dicha nave. Ellos no nos dejan vivir en paz, nosotros tampoco", rezaba la convocatoria.

Atendiendo el llamamiento, decenas de personas se han concentrado en los alrededores de la base naval para golpear sus cacerolas. Los 'indignados' han chocado con un grupo de simpatizantes del Gobierno, por lo que ha sido necesaria la intervención de la Policía.

Según ha informado el diario argentino 'Clarín', ha habido un pequeño enfrentamiento entre detractores y simpatizantes del Gobierno que la Policía ha zanjado creando un doble cordón de seguridad entre ambos grupos.

La Fragata Libertad ha llegado este miércoles a Argentina, después de que la justicia ghanesa decretara su embargo a tenor de la demanda presentada por un fondo de inversión estadounidense en contra del país sudamericano por el impago de una deuda de 370 millones de dólares (unos 270 millones de euros) devengada en 2001.

La justicia ghanesa impuso a Argentina una fianza de 20 millones de dólares (unos 15 millones de euros), que su Gobierno se negó a pagar, dando lugar a una batalla judicial que llegó hasta el Tribunal Internacional de Derecho del Mar, que ordenó al país africano liberar inmediata e incondicionalmente la embarcación.