La acusación de Trump
¿Cambio en la actitud de los fanáticos trumpistas?
La acusación contra Trump impulsa económicamente su campaña, pero el apoyo en las calles es prácticamente invisible
Cuando el torbellino Donald Trump puso patas arriba las redes sociales anunciando su «inminente detención» en la plataforma Truth Social, no estaba claro cómo el anuncio podría afectar a la campaña electoral para su reelección en 2024. La apuesta era peligrosa. Sobre todo, en un país que se encuentra tremendamente polarizado y en busca de un líder que conecte a los ciudadanos y recupere unos «estados unidos» de verdad. Trump, que es perro viejo en esto del marketing y gran experto a la hora de hacer ruido social, no dudó del impacto de su anuncio, pero se equivocó, solo un poco. Quizá la respuesta de sus seguidores en la calle no fue la esperada, pero en el mundo digital el apoyo que se le ha brindado tras su acusación ha superado con creces las expectativas y en la esfera política el impulso ha sido grandioso.
El expresidente ha conseguido que los republicanos cierren filas en torno a él y lo defiendan sin titubeos. Incluso el gobernador de Florida Ron DeSantis, que aunque todavía no ha anunciado su candidatura presidencial empieza a tomar fuerza como favorito dentro del partido republicano, ha defendido al exmandatario a pesar de su tensa relación. La popularidad del líder floridano siempre ha molestado a Trump y lo ha estado criticando hasta la saciedad.
Los «diplomáticos» dardos entre ambos durante sus mítines son de sobra conocidos, pero a la hora de la verdad, DeSantis se ha puesto del lado de su compatriota republicano. Y aunque el miércoles lo acusó de falta de sofisticación e «imprudencia» en política exterior, el jueves después de la acusación dijo a través de su cuenta de Twitter que «Florida no ayudará en una solicitud de extradición» (Donald Trump tiene su vivienda en Mar-a-Lago, Florida), «dadas las circunstancias cuestionables con este fiscal de Manhattan respaldado por Soros y su agenda política». Su generoso movimiento le ha perjudicado en las encuestas y ya ha perdido bastante apoyo frente a Trump.
DeSantis no es el único que se ha disparado en su propio zapato. El exvicepresidente Mike Pence, que había intentado alejarse de su antiguo compañero de fórmula y hay rumores de que podría ser otro candidato republicano en las elecciones del próximo año, ha calificado la acusación contra Donald Trump de «ultraje» y les pide a los ciudadanos que «no se preocupen» por las investigaciones judiciales de Trump, que por cierto en total tiene cerca de 30 causas abiertas de diferentes rangos.
Por su parte, el líder de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, va más lejos y asegura que «la población estadounidense no tolerará esta injusticia, y la Cámara pedirá cuentas a (el fiscal) Alvin Bragg y su abuso de poder sin precedentes», porque, como añade el congresista republicano George Santos, «instrumentalizar el sistema judicial para ir en contra de un rival peligroso es un claro peligro para nuestro país y nuestra democracia. Alvin Bragg (el fiscal de Manhattan) debería centrarse en perseguir el crimen en Nueva York, no en ejecutar una caza de brujas política».
Por si fuera poco, la congresista republicana ultraconservadora Margorie Taylor Greene ha prometido que viajará a Nueva York este martes para protestar contra la acusación de su amigo y compañero de filas.
«Esto es lo que hacen en países comunistas para destruir a sus opositores políticos», indicó Green cuando se conoció la noticia. Ayer animaba a sus simpatizantes a unirse al «Mitin pro Trump» que arrancará a las 12:00 del mediodía (hora local) en el parque Collect Pond, situado justo en frente del tribunal de Manhattan, poco antes de la hora a la que está previsto que el exmandatario comparezca ante el juez.
Trump parece que ha vuelto a conseguirlo. Le ha dado la vuelta a la tortilla, y su acusación le ha impulsado en su partido y se ha convertido en una interesante fuente de ingresos procedentes del mundo digital, de los famosos NFT (bienes no fungibles, por sus siglas en inglés). El precio mínimo de las Trump Digital Trading Cards (tarjetas coleccionables de Trump) ha aumentado un 21,5%, llegando a 0,59 Etherum y superando récord de ventas: 45.000 tarjetas vendidas en menos de 12 horas. Con un precio inicial de 99 dólares, ahora su reventa llega a los 974 dólares. Además, su equipo de campaña asegura que han recaudado más de 4 millones de dólares en donaciones, tan solo 24 horas después de conocerse la acusación contra Donald Trump.
Sin embargo, resulta sorprendente que esta vez hemos visto un cambio en la conducta en sus seguidores digitales y presenciales. Eric Curwin, director de la empresa tecnológica Pyrra Technology, aseguraba en el medio de comunicación NPR que en las redes sociales «no se está hablando tanto de ‘tenemos que detener esto’ o ‘debemos hacer algo’» como en anteriores ocasiones. Ya no se respira esa rabia y frustración digitales que nubló las plataformas el día que se produjo el asalto el Capitolio, por ejemplo, ese 6 de enero de 2021.
El ahora de nuevo líder republicano tampoco ha recibido el esperado apoyo en la calle. No lo vimos cuando él mismo llamó a la rebelión por su «inminente detención», y tampoco lo hemos visto ahora. Esta vez los trumpistas han hecho oídos sordos a las palabras de su gurú, que aseguraba que si el gran jurado le acusaba habría «riesgo de muerte y destrucción» y algo así sería «catastrófico para el país». Pero, de hecho, hasta la Policía de Nueva York ha querido mostrar un perfil lo más discreto posible para no alimentar el ego del exmandatario.
Las teorías por este cambio de actitud en los trumpistas son varias. Hay quien habla de agotamiento, dicen que es extenuante estar todo el día en continúa pelea. Y hay quien apunta a que el magnate habría cruzado una línea peligrosa, porque en este país el mal uso del dinero donado para la campaña electoral es un daño socialmente imperdonable, incluso si eres Donald Trump.