Argentina

Cristina Fernández: La mandataria que negoció con Teherán

La mandataria argentina, Cristina Fernández de Kirchner
La mandataria argentina, Cristina Fernández de Kirchnerlarazon

«Cristina Fernández de Kirchner dio un giro total a la postura que mantenía Néstor Kirchner con respecto al ‘caso AMIA’. Mientras que él se mostró firme con su deseo de esclarecer el atentado más grave ocurrido en la historia de nuestro país, ella ha virado a casi una alianza con el terrorismo». Así de contundente explica la analista política Fabiola Yáñez a LA RAZÓN los movimientos de la mandataria. Según ella, esto es lo único que puede explicar la firma del memorándum de entendimiento con Irán cuando aún no se ha esclarecido el caso del atentado contra la mutua judía. «La presidenta del país está ausente y no ha salido al ruedo tras la muerte de Nisman, como tampoco lo ha hecho el canciller Timerman, acusados ambos por el fiscal Nisman, quien ayer se encontraba en una reunión de la ONU en Nueva York, donde no se refirió en su exposición a la muerte del mismo y se negó a dar declaraciones», afirma la analista. Según Yáñez, «nuestro Gobierno y nuestra presidenta se encuentran en una posición de extrema necesidad de esclarecer este caso, porque fue acusada directamente de negociar un encubrimiento internacional del terrorismo», e insiste en que «debemos ser conscientes de la gravedad institucional del caso». Yáñez apunta directamente a Cristina Fernández de haberse metido en el trabajo de los servicios de inteligencia del país para tratar de dividir a la SIDE en primer lugar y después cambiando la cúpula de la Secretaría de Inteligencia. Además, recalca la experta en política argentina que «por si esto fuera poco, en diciembre del año pasado pidió la renuncia de quien fuera el hombre fuerte de esta cartera, Antonio Jaime Stiusso, en el momento de tener conocimiento de que estaba investigando este mismo tema». Kirchner se encuentra ahora entre las cuerdas. La opinión pública argentina mira con sospecha a los dirigentes del país, a los que Nisman pensaba «desnudar» ante el Congreso por su supuesta implicación en el encubrimiento de los terroristas que atentaron en Buenos Aires en 1994.