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«Iba a toda velocidad, atropellando a todo el mundo a su paso»

Los testigos cuentan el horror de la tragedia

Un hombre permanece junto a una de las víctimas
Un hombre permanece junto a una de las víctimaslarazon

Era una noche festiva. Familias y amigos se habían reunido en el Paseo de los Ingleses de Niza para ver los fuegos artificiales con la ocasión del 14 de julio. Y de repente, el horror. Los testimonios, recogidos por medios franceses, de las personas que allí se encontraban y que tuvieron la suerte de no estar entre las víctimas relatan el horror de la matanza.

Muchos hablan de la velocidad que alcanzó el camión que conducía el terrorista. Mikaël. «Se abalanzó voluntariamente sobre la multitud. Se subió a la acera. Y empezó a atropellar a gente. Cundió el pánico. La gente corría por todos lados. había muchos niños. Entonces vimos a muchas personas en el suelo. Algunos muertos. Dimos toallas para realizar torniquetes a los heridos», cuenta este trabajador de uno de los locales cercanos a la tragedia.

Un testimonio parecido al de Odile, gerente de un restaurante: «Ese camión iba a toda velocidad, como si se tratara de un juego de bolos, aplastando a todo el mundo a su paso. Era horrible. Y al mismo tiempo, los tiros. Tengo frente a mí un espectáculo horrible, con sábanas blancas por todas partes tapando cadáveres».

Samya, hablaba con BMTV poco tiempo después del atentado. Camarera en la playa de Niza, se encontraba entre las personas congregadas en el Paseo de los Ingleses. «Oí tiros, vi a todo el mundo corriendo», cuenta, aún conmocionada. «Pudimos escondernos. Había tantos tiros. Vi a gente en el suelo». Massimo creyó primero que se trataba de la traca final de los fuegos y se refugió en un hotel cuando se percató de lo que se trataba.

Otro testigo contaba a France Info que vio el camión a toda velocidad y los policías empezaron a disparar. «Fuimos a escondernos. Después, a lo largo del Paseo, sólo vi muertos. Era horrible. Es algo monstruoso. Se quedará paras siempre grabado en mi corazón», explica un turista.

Muchos eran los que aún no podían creerse lo que acababan de vivir: «Nos encontramos de frente con el camión. Nos refugiamos en un restaurante. Todo el mundo gritaba», cuenta Philippe. «Entendí que era peligroso en el momento en que vi al hombre darse la vuelta con una pistola y ponerse a disparar por la ventanilla».