Estados Unidos
El espionaje de la NSA, en el aire
El Senado de Estados Unidos se reunió ayer en una sesión extraordinaria para intentar aprobar una normativa que permitiría a las agencias norteamericanas de seguridad seguir recopilando información de llamadas telefónicas de millones de ciudadanos estadounidenses. La no aprobación de esta legislación significaría que una parte clave de la Ley Patriota (Patriot Act) expiraría, de tal manera que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas en inglés) debería suspender de forma casi inmediata su enorme sistema de vigilancia.
La Patriot Act fue firmada por el presidente George W. Bush después de los atentados del 11-S contra Estados Unidos. Diferentes partes de esa ley han sido renovadas bajo el mandato del presidente Barack Obama.
Dentro del Partido Republicano hay una gran división al respecto. Los legisladores del ala libertaria de la formación, como Rand Paul, quieren que se ponga fin a este programa porque consideran que se entromete en la vida privada de las personas; mientras que los «halcones» conservadores desean que se amplíe sin cambios. Obama apuesta por una tercera opción, contenida en la Ley de la Libertad (Freedom Act). Sin embargo, el Senado bloqueó la semana pasada esta propuesta legislativa que prohíbe la recolección masiva de datos telefónicos, a pesar de que la Cámara de Representantes aprobara el texto con un fuerte apoyo bipartidista. «Por desgracia, algunas personas están tratando de utilizar este debate para ganar puntos políticos. Pero esto no debe y no puede ser utilizado políticamente. Este es un asunto de seguridad nacional», dijo el presidente en su alocución el pasado sábado, informa Efe.
La Ley de la Libertad hubiese enmendado la sección 215 de la Ley Patriota, que ampara la recogida de datos telefónicos de millones de ciudadanos sin vínculos con el terrorismo, pero a su vez hubiese renovado la validez del conjunto de la ley con éste y otros cambios hasta 2019. Bajo la Ley de la Libertad, la información de las llamadas telefónicas la hubieran llevado a cabo las propias compañías telefónicas, en lugar del Gobierno, que hubiera tenido que pedir autorización a las empresas telefónicas para acceder a esa información privada.
La existencia del programa de vigilancia del NSA fue desvelado por un empleado de esta agencia, Edward Snowden. Desde entonces, muchos han pedido una reforma de la manera en que opera esta la NSA.
En su discurso a la nación del sábado, Obama explicó que con la aprobación de la Ley de la Libertad seguirían vigentes las capacidades de las agencias de seguridad para investigar redes terroristas solicitando una orden judicial para obtener ciertos registros o intervenciones telefónicas puntuales para rastrearlos cuando cambian sus teléfonos móviles. «Podemos pedir intervenciones telefónicas de los llamados sospechosos lobos solitarios que no tienen por qué estar directamente vinculados a un grupo terrorista. Estas herramientas no son controvertidas», reiteró.
«La Ley de Libertad de EE UU refleja las ideas de los defensores de la privacidad, de nuestros socios del sector privado y de nuestros expertos en seguridad nacional», insistió Obama. El mandatario recordó que desde que entrarán en vigor estas medidas se han renovado en numerosas ocasiones, las cuales han sido calificadas como «esenciales» por el director del FBI, James Comey, quien considera que su pérdida tendría un severo impacto en la seguridad nacional.
Respecto a la polémica recogida masiva de datos, Obama explicó que eliminar esta cuestión ayudará a aumentar la transparencia y «construir confianza entre el pueblo estadounidense de que su privacidad y sus libertades civiles están siendo protegidas». También dijo que «los terroristas como Al Qaeda y el Estado Islámico (EI) no van a dejar de conspirar de repente contra nosotros en la medianoche de mañana (en referencia a la posible suspensión del programa). Y no debemos renunciar a las herramientas que ayudan a mantenernos seguros. Sería irresponsable. Sería imprudente. Y no debemos permitir que esto suceda», concluyó». Reuters
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