Guerra en Siria
El Estado Islámico pierde Deir al Zur, su última ciudad en Siria
Los yihadistas sólo conservan el 5% del territorio conquistado en 2014, que ahora se disputan el régimen de Asad y las fuerzas kurdas
Los yihadistas sólo conservan el 5% del territorio conquistado en 2014, que ahora se disputan el régimen de Asad y las fuerzas kurdas.
El Estado Islámico recibió ayer dos estocadas mortales en Siria e Irak. Tras haber perdido su capital de facto en Siria, Raqa, el mes pasado, las tropas sirias y sus aliados le arrebataron al extenuado grupo yihadista el penúltimo feudo que le queda en el norte del país. Mientras, al otro lado de la frontera, las tropas iraquíes y sus aliados chiíes liberaban la ciudad de Al Qaim, en la provincia occidental de Al Anbar, el último bastión del EI en Irak.
Con la caída de la ciudad de Deir al Zur, al EI sólo le queda el cinco por ciento del territorio que conquistó en 2014. El califato que fundó Abu Bakr Al Baghdadi se reduce a unas áreas desiertas en la provincia petrolera del mismo nombre (Deir al Zur), la estratégica localidad fronteriza de Bukamal, en el límite con Irak, y también tiene bajo su control una zona pequeña en la provincia de Hama y los suburbios de Damasco.
El golpe mortal al EI fue asestado por general Suheil al Hassan, al mando de las fuerzas Tigre, que este jueves habían cercado a los yihadistas en los barrios de Al Hamidiya, Sheij Yasin, Al Hawiqa y Al Rashidia, donde estaban atrapados 200.000 civiles, que han sido usados como escudos humanos. La ciudad estuvo prácticamente bajo control del EI desde 2014, a excepción de unos barrios donde quedaron cercadas las tropas del Ejército sirio y 93.000 civiles durante tres años.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos anunció la liberación completa de Deir al Zur después de que las fuerzas leales a Bachar Al Asad recuperaran ayer por la mañana Al Hamdiniya, el último barrio con presencia de los yihadistas. «Los combates han cesado, las operaciones de desminado están en curso», afirmó el director de la organización, Rami Abdel Rahman.
La ofensiva del régimen, que cuenta con el apoyo de los bombardeos rusos, por el control de esta rica provincia va en paralelo a las operaciones de las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, las mismas que protagonizaron la victoria de Al Raqa, hace una semana. En Deir al Zur convergen todas las fuerzas que luchan en Siria y cada equipo es rival del otro y tiene intereses opuestos. Rusia e Irán, que apoyan a Damasco, quieren que las fuerzas gubernamentales reconquisten el mayor territorio posible para seguir legitimando al presidente Asad. Teherán además, aspira a que sean fuerzas aliadas las que controlen el área para establecer un corredor que una Irán y Líbano, para seguir financiando y armando a su aliado Hizbulá, la milicia más poderosa de la región. El otro bando, liderado por las fuerzas kurdas, conocidas como las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), aspiran a anexionar el territorio ganado en la batalla contra el EI en esta región rica en petróleo y gas situada en el lado occidental del río Éufrates, a su futura región autónoma de Rojava. Para Estados Unidos, aliado de los kurdos sirios, es vital que estas fuerzas sigan liderando la lucha contra el EI ya que de lo contrario perderá la poca influencia que le queda a la Administración Trump en Siria.
La ofensiva gubernamental para liberar los barrios urbanos de Deir al Zur comenzó en septiembre. Decenas de miles de personas han huido desde entonces a los campamentos de desplazados, que se suman a otros cientos de miles más que se marcharon de la vecina Raqa lo que ha causado una crisis humanitaria en el norte de Siria. La batalla ha dejado la ciudad de Deir Ezzor reducida a escombros. Barrios enteros han quedado asolados por los bombardeos, mientras que los yihadistas plantaron miles de minas y artefactos explosivos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar