Extrema derecha
El FDP, un partido bisagra en peligro de extinción
Del cielo al infierno electoral. Ésta ha sido la evolución sufrida por el Partido Liberal Democrático (FDP) durante los últimos cuatro años. En las pasadas elecciones federales de 2009, el partido que más tiempo ha estado en el poder en Alemania –ha formado parte de 17 de los 22 Ejecutivos de la República Federal– sorprendió con el mejor resultado de la historia, un 14,6%, gracias a su promesa de bajar impuestos. Dicho éxito en las urnas brindó a Angela Merkel la oportunidad de deshacerse de la incómoda Gran Coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD) de su primer mandato (2005-2009) y establecer una alianza con su socios preferidos. Y es que los liberales han sido el partido bisagra por antonomasia en Alemania. Gobernaron con los socialdemócratas en los años setenta, hasta que decidieron cambiar de caballo para aliarse con la CDU de Helmut Kohl en 1982, con la que gobernaron hasta 1998. Sin embargo, desde que regresaron al poder de mano de Merkel, no han dejado de cosechar derrota tras derrota en las sucesivas elecciones regionales que debilitaron la coalición federal, que perdió su mayoría en el Senado (Bundesrat) a favor de la oposición roji-verde. La crisis interna se llevó por delante a Guido Westerwelle, que fue sustituido al frente del FDP por Philipp Rösler en 2011 con la titánica misión de salvar los muebles. Sin embargo, los últimos sondeos no detectan una recuperación del electorado liberal, fagocitado por el giro al centro emprendido por la CDU bajo el mandato Merkel. Por el contrario, ayer la revista «Focus» publicaba un sondeo que concedía al partido un 4% de intención de voto, un punto menos de límite necesario para entrar en el Parlamento. A menos que el FDP no consiga hacerse con el voto útil de las filas democristianas, Merkel se verá obligada a volver a cambiar de socio de coalición para mantenerse en la Cancillería un tercer mandato.
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