Londres
El pacto entre Londres y Bruselas encalla en la inmigración
Cameron insiste en cortar las ayudas a los comunitarios de forma automática
La inmigración continúa como principal escollo en las negociaciones entre Londres y Bruselas para evitar el temido «Brexit». El «premier» David Cameron cenó anoche en Downing Street con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para ultimar sin éxito el paquete de medidas que se presentará al resto de líderes europeos. Tras el encuentro, Tusk reconocía a la cadena Sky News que «no hay acuerdo» para cerrar las propuesta que pensaban presentar a los líderes europeos en la cumbre de febrero. A través de Twitter, Cameron comentó que tras haber mantenido una «buena reunión» con Tusk, el presidente del Consejo Europeo había acordado llevar a cabo otras «24 horas más de conversaciones antes de publicar el borrador del texto de renegociación de Reino Unido».
La demanda más polémica del «líder» tory es restringir el acceso de los comunitarios a las ayudas estatales hasta que no hayan pagado impuestos durante un periodo de cuatro años. Al respecto, Bruselas sugiere una medida alternativa, que pasa por permitir a todos los Estados miembros negar estas pagas si en efecto demuestran que la inmigración supone una carga inaceptable para su sistema de bienestar. El llamado «freno de emergencia» podría imponerse en un plazo de tres meses desde su solicitud. Sin embargo, Cameron insistió anoche en que este mecanismo debía entrar en vigor inmediatamente después de la celebración del prometido plebiscito. Durante la cena con Tusk, el «premier» insistió en que no debía haber límites temporales y recalcó que sólo aceptaría esta medida como algo temporal –los rotativos hablaban ayer de siete años– mientras se busca una solución permanente.
Son sus propias filas las que tienen al primer ministro británico contra las cuerdas. El ala más euroescéptica del partido insiste en que la opción de Bruselas no es suficiente. Alrededor de 90 parlamentarios «tories» estarían dispuestos a hacer campaña por la salida del país de la UE, entre ellos grandes nombres como la ministra del Interior, Theresa May, o el alcalde de Londres, Boris Johnson. «Lo del freno de emergencia es tan sólo una cortina de humo. Nos lo intentan vender como un éxito, pero en realidad no hay nada», manifestó ayer a la BBC Steve Baker, presidente de los conservadores de Gran Bretaña.
Pero si en casa, la situación para Cameron es compleja, fuera no mejora. Muchos Estados miembros siguen viendo con recelo sus propuestas, que también buscan que Reino Unido y otros países que no forman parte de la moneda única tengan garantizado el acceso al mercado único o que Londres quede eximido de una mayor integración europea.
Con el fin de recabar el máximo de apoyos posibles, el «premier» prevé un viaje a Hamburgo el 12 de febrero para dar un discurso sobre su visión sobre Europa. La visita será la excusa para reunirse con la canciller Angela Merkel.
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