Política

Crisis en Egipto

«Excluyendo a los islamistas volveremos a la época del terrorismo»

Shahira Amin. Periodista egipcia

Shahira Amin
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EL CAIRO- Shahira Amin fue la primera presentadora de la televisión pública egipcia que «desertó» del régimen del ex presidente Hosni Mubarak cuando estalló la revolución del 25 de enero de 2011. Desde entonces se ha erigido en una de las principales voces críticas con todo aquel que ha ocupado el poder en Egipto, sin miedo, a pesar de las restricciones y las presiones, tanto en la televisión estatal como en su vida. Trabaja también para medios extranjeros y lucha por mantener su independencia.

–¿Qué ha supuesto el golpe militar contra Mursi?

–Estamos presenciando una vuelta del estado policial de la época de Mubarak, con todos sus aparatos, incluida la seguridad del Estado (temido órgano de control y represión de la dictadura desmantelado tras la revuelta). Los ministros del nuevo Gobierno proceden casi todos de la era de Mubarak o del Partido Nacional Democrático, también desmantelado tras la caída del «rais». Pero la gente ha cambiado, ya no tiene miedo y no se les puede engañar como antes.

–¿Los egipcios que aplaudieron al Ejército desean volver al pasado?

–Lo que ha ocurrido es una rebelión popular guiada por el llamado «estado profundo», por las estructuras del régimen, que no ha dejado de existir en todo este tiempo. Pensábamos que nos habíamos deshecho de él, pero no podía ser tan fácil y ese «estado profundo», compuesto por el Ejército, la Policía, la burocracia estatal, la judicatura, etc., jamás iba a aceptar a un presidente civil e islamista. Además, los medios de comunicación, que son también los de Mubarak, llevaron a cabo una campaña de difamación durante meses para desacreditar a Mursi y facilitar que fuera derrocado.

–¿Pero por qué permitió entonces ese «estado profundo» la llegada del líder islamista al poder en 2012?

–Nunca lo sabremos, pero la intención era declarar ganador a Ahmed Shafiq, ex primer ministro de Mubarak que perdió por estrecho margen en segunda vuelta. Por eso el recuento de votos y el anuncio de los resultados fue tan largo y tenso. En el último momento pasó algo que hizo que permitió a Mursi acceder a la presidencia pero jamás estuvieron cómodos con él y desde el primer momento trabajaron en su contra.

–¿Y los errores del ex presidente no facilitaron su derrocamiento?

–Por supuesto. Mursi trató de contentar a todos, sobre todo a sus enemigos, a la Policía y al Ejército, pero eso es imposible. No quiso reformar esos órganos, ni siquiera cambió la guardia presidencial, que fue finalmente la que le entregó a los militares cuando el mandatario fue apartado del cargo. De todas formas, Mursi no podría haber triunfado porque llegó al poder con una herencia de odio tras años de propaganda en contra de los Hermanos Musulmanes. Ellos habían sido los «malos» en Egipto.

–¿Por qué las fuerzas liberales que hicieron la revolución contra Mubarak se alían ahora con sus hombres?

–La oposición a Mursi (los partidos laicos de izquierda y derecha, y varios movimientos juveniles) se ha aliado con los militares por algún tipo de promesa política, para conseguir lo que no consiguieron en las urnas, en las que siempre han arrasado los islamistas. Pero esta situación no puede llevar a una democracia real. Yo aún confio en los jóvenes revolucionarios del 25 de enero para que sigan luchando.

–¿Podrían los militares acabar reprimiendo a esos grupos revolucionarios si se atreven a rebelarse?

–El nuevo régimen debería aprender de los viejos errores. Si mantienen la represión y la brutalidad igual que antes, la gente seguirá saliendo a la calle. Recordemos que los militares ya empezaron con mal pie, con arrestos y represión, y esto sólo nos puede llevar al caos. Las nuevas autoridades quieren acabar con los Hermanos Musulmanes, devolverles a la clandestinidad, pero excluyendo a los islamistas regresaremos a la época de los 90, con ataques terroristas, que estoy segura de que volveremos a ver muy pronto.