Atenas
Grecia obtiene la vaga promesa de alivio de su deuda, pero no una quita
Grecia ha obtenido de sus socios la vaga promesa de que estudiarán un alivio de las condiciones de reembolso de su abultada deuda, aunque en ningún caso una quita como pretendía Atenas.
El endeudamiento de Grecia con sus acreedores alcanza los 225.000 millones de euros, una cantidad que pese a su tamaño, podría devolver si aplica las drásticas reformas a las que se ha comprometido en Bruselas.
A este montante se le añadirán al menos otros 86.000 millones de euros, montante estimado del tercer rescate al que están dispuestos los miembros de la Eurozona.
Los créditos bilaterales del primer rescate ascendieron a 52.900 millones de euros, tienen un vencimiento medio de 25 años y se les aplica un tipo de interés variable, que es el Euribor a tres meses más 50 puntos básicos.
Grecia ha recibido del segundo programa de ayuda del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) créditos por valor de 130.900 millones de euros, a una tasa de interés similar a los del primer programa de rescate y un vencimiento medio de 31,1 años, pero no debe pagar los intereses hasta los próximos diez años.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prestó a Grecia unos 25.000 millones de euros, pero de ellos ya ha devuelto una parte y le quedan por pagar 21.100 millones de euros.
Los intereses de los préstamos del FMI, con el que Grecia está en mora por un pago no realizado el 30 de junio de unos 1.600 millones de euros, son más altos, del 3 %, y los últimos vencen en 2022.
Por su lado, el BCE y los bancos centrales de la zona del euro comenzaron a comprar en mayo de 2010, bajo la presidencia del francés Jean-Claude Trichet, deuda soberana de Grecia que ya no se podía colocar en el mercado a tipos de interés razonables.
El BCE ha adquirido, a través de este primer programa de compra de deuda, bonos griegos por un valor nominal de 19.800 millones de euros y un vencimiento medio de 3,5 años. Descontada la cantidad adquirida por el Banco de Grecia, el monto de bonos adquiridos asciende a 17.600 millones de euros.
Este programa finalizó en septiembre de 2012, aunque las compras se pararon ya en marzo, cuando el BCE decidió iniciar un segundo programa de compra de deuda, que nunca ha llegado a aplicar, pero que sirvió para frenar los movimientos especulativos en el mercado, que entonces penalizaban a España e Italia.
En caso de que Grecia saliera de la zona del euro, habría que añadir a estas cantidades otros 100.300 millones de euros del saldo del sistema de pagos TARGET.
De este modo la cantidad de ayudas que ha recibido Grecia y la responsabilidad que tiene por los pagos asciende a cerca de 322.000 millones de euros, el 180 % del producto interior bruto (PIB) del país.
La fuerte caída de los depósitos de los ahorradores en los últimos meses y semanas ha tenido como resultado que los bancos griegos dependan de la financiación del BCE.
El Banco Central Europeo mantiene desde el 26 de junio el máximo de provisión de liquidez de emergencia que los bancos griegos pueden pedir al Banco de Grecia en casi 89.000 millones de euros y la semana pasada decidió aplicar mayores recortes de valor a los activos que presentan como garantía.
El BCE no asume la responsabilidad por esta cantidad, sino que lo hace el Banco de Grecia.
Esta provisión de liquidez de emergencia es más cara que la que ofrece el BCE en sus operaciones de refinanciación ordinarias y cuesta aproximadamente un 1,5 % en vez del 0,05 % al que presta ahora el BCE.
Asimismo la decisión del BCE de mantener el tope máximo que los bancos griegos pueden pedir prestado ha obligado a Grecia a imponer desde hace dos semanas controles de capital y a limitar la cantidad de dinero que los ciudadanos pueden sacar de los cajeros automáticos a 60 euros.
Grecia debe pagar al BCE el 20 de julio 3.500 millones de euros por los bonos que la entidad monetaria compró en el primer programa de compra de deuda soberana.
En el segundo semestre Grecia tiene obligaciones de pago por valor de 26.600 millones de euros, al BCE, al FMI y a compradores de bonos a corto plazo (T-Bills).
"Grecia no necesita un recorte de la deuda nominal. El pago de la deuda es realmente resistible. El problema es que la economía no se sostiene por sí misma, porque el Gobierno griego no está dispuesto a hacer reformas y el sistema público no funciona", opinaba antes del acuerdo de hoy el analista responsable de la zona del euro en Commerzbank, Christoph Weil.
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