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Hollande interviene en Siria ante una Europa dividida
Reino Unido reconoce que lanzó una operación militar en agosto para abatir a dos yihadistas británicos en suelo sirio.
Reino Unido reconoce que lanzó una operación militar en agosto para abatir a dos yihadistas británicos en suelo sirio.
A partir de hoy, aviones franceses realizarán vuelos de reconocimiento sobre Siria. Se trata de una primera etapa antes de pasar a bombardear posiciones de la organización terrorista Estado Islámico. François Hollande dio ayer la noticia, y lo hizo en el transcurso de una conferencia de prensa, en lugar de hacerlo de forma más solemne con una breve declaración, como ha hecho en otras ocasiones; como hizo al anunciar la intervención militar en la República Centroafricana y en Mali. El presidente francés descartó la posibilidad de enviar tropas terrestres a Siria, como le piden algunos desde la oposición. Dijo que sería una decisión «inconsecuente» y «no realista, porque sería transformar una operación en fuerza de ocupación. No intervendremos sobre el terreno, no más de lo que hacemos en Irak», y afirmó que «corresponde a los sirios rebeldes y a los países vecinos a Siria, a las fuerzas regionales, asumir esa responsabilidad». «Mi responsabilidad», añadió Hollande, «es asegurar que podamos estar lo mejor informados sobre las amenazas que pesan sobre nuestro propio país, para hacerles frente».
Hasta ahora, Francia se había limitado a formar las fuerzas de oposición moderada al régimen de Bashar al Asad, y había puesto como condición previa a una eventual intervención en el país la retirada del poder del presidente sirio. Cuando hace un año decidió participar en la coalición que lidera Washington contra los yihadistas del Estado Islámico, dijo que sólo lo haría en territorio iraquí porque consideraba en los mismos términos al EI y el régimen de Bachar al Asad. Pero este método planteado hace unos meses no ha dado los resultados previstos, «Daesh ha desarrollado considerablemente su dominio desde hace dos años», reconoció Hollande, en referencia al territorio ganado por los terroristas tanto en Siria como en Irak, asegurando que el país galo ya no condiciona la intervención militar de Francia a la salida del jefe de Estado sirio. Eso sí, tampoco «se hará nada que pueda consolidar o mantener» al dictador sirio, aseguró el presidente, «la marcha de Bachar al-Asad se planteará en un momento u otro de la transición».
La emoción suscitada por la imagen del cuerpo del niño sirio ahogado sobre una playa turca, ha tenido su efecto pero, sobre todo, el presidente francés se dedicó ayer a declarar que Francia tiene que pasar a la acción a la vista de la toma de conciencia general del drama que viven los decenas de miles de hombres y mujeres que abandonan su país arriesgando su vida para poder conservarla. Los franceses no le habrían perdonado la inercia frente a la ola de refugiados que llegan a las costas europeas. Sabiendo, además, que la mayoría no quiere que imite la respuesta de acogida que Alemania está dando a los refugiados. Según un sondeo publicado en «Le Parisien» el domingo, una mayoría de franceses (55%) considera que Francia no debe hacer más flexibles las condiciones para otorgar el estatus de refugiado a los inmigrantes que llegan en masa a toda Europa. En su lugar se imponía actuar para intentar poner fin a la causa de ese éxodo masivo: el Estado Islámico. En este mismo sondeo, los franceses van mucho más allá que su presidente: 61% se dice favorable a una intervención militar terrestre contra los terroristas en Siria. François Hollande anunció que el Parlamento sería informado de su decisión de intervenir militarmente en Siria «como tarde tres días después del inicio de la intervención», aseguró. El político socialista cuenta, a priori, con el apoyo del partido conservador, Los Republicanos de Nicolás Sarkozy para una intervención en Siria, pero se encontrará con la oposición del ultraconservador Frente Nacional y de Europa-Ecología-Los Verdes.
Tan sólo unas horas después del anuncio de Hollande, el «premier» David Cameron reconoció que su Gobierno había autorizado un ataque aéreo sin precedentes en Siria en el que murieron dos británicos, ambos yihadistas del Estado Islámico. La misión tuvo lugar el pasado 21 de agosto, cuando un dron de las Fuerzas Aéreas británicas acabó con la vida de Reyaad Khan, natural de Cardiff, y Ruhul Amin, de Aberdeen. Ambos habrían muerto mientras conducían un coche cerca de la ciudad de Raqa, centro neurálgico del grupo terrorista. El primer ministro explicó en la Cámara de los Comunes que el bombardeo «era el único modo factible» para detener «de forma eficaz» los ataques armados contra Reino Unido «que estaban planificando y dirigiendo». La decisión de abatirlos se tomó una vez los servicios de inteligencia constataran, según el rotativo británico «The Telegraph», de que ambos terroristas estaban planeando un ataque que implicaría el asesinato de la reina Isabel II.
Uno de los terroristas, con 21 años, ya había aparecido en un vídeo de reclutamiento del EI. El líder «tory» defendió que la acción, autorizada por el ministro de Defensa, Michael Fallon, fue «completamente legal», ya que se actuó en «legítima defensa».
Fue hasta septiembre del año pasado, cuando el Parlamento autorizó acciones militares contra el grupo yihadista, pero sólo en Irak. Sin embargo, el primer ministro advirtió entonces de que «se reservaba el derecho» a actuar en otro lugar si la seguridad nacional se viera amenazada. Pese a que la oposición laborista había acercado recientemente posturas con el Gobierno con respecto a los bombardeos en Siria, las declaraciones de Cameron ayer en Westminster volvieron a generar un controvertido debate, entre otras cosas porque el objetivo habían sido ciudadanos británicos. Un tercer británico, Junaid Hussain, procedente de Birmingham, fue asesinado en otro ataque aéreo ejecutado por las fuerzas estadounidenses el pasado 24 de agosto.
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