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Irán exige relajar las sanciones

Kerry acude con los cancilleres europeos a Ginebra para cerrar un acuerdo marco inédito. La república islámica plantea paralizar su programa atómico durante seis meses. Occidente a cambio debe levantar el embargo para dar un respiro a la economía

El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, junto Catherine Ashton
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, junto Catherine Ashtonlarazon

La visita inesperada del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y de los ministro de exteriores de Alemania, Francia y Reino Unido inundó ayer de expectativas la sala de reuniones de la sede de Naciones Unidas en Ginebra.

La visita inesperada del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y de los ministro de exteriores de Alemania, Francia y Reino Unido inundó ayer de expectativas la sala de reuniones de la sede de Naciones Unidas en Ginebra. Tras su llegada a la sede internacional, Kerry quiso dejar claro que todavía no está cerrado un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear y que persisten ciertos desacuerdos que quedan por resolver. No obstante, la expectación por el primer acuerdo sobre el controvertido dossier atómico iraní en décadas era máxima. «Que nadie se confunda. Quiero resaltar que todavía hay importantes diferencias que tienen que ser resueltas», subrayó el jefe de la diplomacia de Estados unidos para tratar de enfriar la incipiente euforia.

A pesar del entusiasmo generalizado por el despliegue de los jefes de exteriores de las potencias mundiales, un acuerdo entre Occidente e Irán para solucionar el contencioso nuclear es un terreno minado de dificultades. Kerry es más que consciente de ello, y precisamente llegó a Ginebra desde Jerusalén donde se había reunido con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cuyo Gobierno se niega a un levantamiento de las sanciones internacionales a Irán. La oposición de Israel a un acuerdo internacional con Teherán que no contemple la congelación de sus actividades nucleares pone las cosas más difíciles a la Administración Obama que parece estar dispuesta a retomar las relaciones diplomáticas con el nuevo presidente iraní, Hasan Rohani, quien ha mostrado su disposición a negociar. Kerry se enfrenta a la presión de las potencias regionales Israel y Arabia Saudí, que también ha expresado su malestar por el cambio de actitud con su archienemigo iraní, pero también de los congresistas republicanos que quieren que se mantenga la presión a la república islámica. Defienden que relajar las sanciones desmotivaría a Irán para abandonar su ambición nuclear. Para calmar los ánimos, ayer, Obama telefoneo a Netanyahu y le explicó con detalle el estado de las negociaciones.

A pesar de que el segundo de la cita en Ginebra concluyó sin acuerdo, de lograrse hoy (último día del encuentro) no pasaría de ser una primera fase de entendimiento, que ya sería más que suficiente, después de una década de distanciamiento total. Así ha querido manifestarlo el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, quien ha calificado de «un paso positivo» las actuales discusiones. «Es posible lograr un entendimiento», aseguró Zarif antes de que finalizaran ayer la ronda de conversaciones con las potencias occidentales del Grupo 5+1 (EE UU, Reino Unido, Francia, Rusia, China, más Alemania). No obstante, el jefe de la diplomacia iraní puntualizó que su Gobierno no contemplará «la suspensión total del programa de enriquecimiento de uranio», aunque están dispuestos «a abordar otros asuntos que están sobre la mesa». Rohani también se enfrenta al sector más duro del régimen teocrático que rechaza abandonar el programa nuclear porque considera que la adquisición de la bomba atómica es una cuestión de supervivencia. La república islámica es consciente de que la nuclearización del país supone un cambio en las reglas del juego. El estatus atómico supone un freno para cualquier aventura militar extranjera pues enfrentarse a un país atómico eleva sobremanera la letalidad del conflicto. Corea del Norte disfruta de este estatus e Irán ha sabido tomar nota.

No obstante, las sanciones han hecho efecto en la economía iraní que está ávida de un respiro. De ahí su necesidad de que mueva ficha. Rusia, también, ha mostrado su confianza hacia un posible acuerdo entre la comunidad internacional y Teherán. «No quiero hacer pronósticos, pero hay posibilidades de que se consensue una vía común, que incluya una hoja de ruta sobre el cierre definitivo de este problema», declaró el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Aunque las negociaciones se llevan con máxima discreción, sobre la mesa está la oferta iraní que implicaría un alivio «limitado y reversible» de parte de las sanciones que pesan sobre el régimen de Teherán. El plan contempla varias fases: la primera etapa sería que Irán suspendiera por un corto plazo de seis meses su programa nuclear, a cambio de una relajación en las sanciones por parte de Occidente. Tras ese período, se retomarían las negociaciones para alcanzar un acuerdo definitivo para solucionar la cuestión nuclear iraní. El último impulso lo dará el director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, que visitará Teherán para reanudar las conversaciones este lunes. Esta sería la segunda visita después de la de mayo de 2012.

Arabia saudí e Israel se revuelven

Israel y Arabia Saudí, dos países clave en el complejo tablero de Oriente Medio, se oponen a un cambio de política respecto a Irán. Las dos potencias regionales se sienten amenazas por la posible nuclearización de la república islámica iraní. Israel teme por su supervivencia si Teherán resulta un estado atómico, y advierte de que se reserva el derecho a actuar, aunque sea en solitario, para prevenir un Irán nuclear. Arabia Saudí también rivaliza con Teherán por el liderazgo de la región y no está dispuesta a darle una ventaja estratégica como es la bomba. Riad ha avisado de que si Irán entra en el selectivo club nuclear, ellos serán los siguientes en hacerlo. Tienen el dinero y podrán comprar la tecnología en el mercado clandestino de Corea del Norte o Pakistán.