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Italia no rectifica en su desafío presupuestario a Bruselas

Italia no rectifica en su desafío presupuestario a Bruselas
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Se hizo esperar hasta el último minuto para seguir el guión previsto. El Gobierno italiano respondió por carta a la Comisión Europea que no cambia sus presupuestos, como le habían pedido desde Bruselas. En este constante intercambio de mensajes, la iniciativa vuelve de nuevo a la Comisión Europea, que la semana que viene podrá iniciar ya un procedimiento de infracción por incumplir las reglas presupuestarias de la Unión.

El anuncio careció incluso de solemnidad. Se encargó de ello el vicepresidente Luigi Di Maio, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), que, en una declaración a los periodistas que esperaban a las puertas del Palacio de Gobierno, afirmó que su convicción es que «estos presupuestos son los necesarios para que la economía italiana despegue». Tras el Consejo de Ministros, que comenzó a las 9 de la noche, ni siquiera hubo rueda de prensa.

Di Maio añadió que todas las partidas incluidas en la ley presupuestaria se mantienen. Tan sólo mencionó dos matices, como la posibilidad de que el Estado venda inmuebles públicos para obtener más fondos y la introducción de una cláusula que garantice que el déficit no supera en ningún caso el 2,4%. En ese momento, Italia podría ejecutar los recortes que se exigen desde Bruselas y a los que el Ejecutivo transalpino se niega como punto de partida. Aún con todo, ese objetivo del 2,4% tampoco le sirve a la Comisión Europea, ya que calcula que de esta manera se produciría un desequilibrio estructural de más de un punto.

Antes de comenzar la reunión con el resto del Gabinete, el otro vicepresidente, Matteo Salvini, de la Liga, ya había anticipado que «si a Europa le va bien, todos contentos» y que de lo contrario seguirían adelante igualmente. Desde el día en que el Ejecutivo italiano presentó su proyecto de presupuestos, tanto la Liga como el M5E dijeron que no cambiarían ni una coma. Los socios de Gobierno eran conscientes de que las cuentas no pasarían el filtro de la Comisión, pero en su documento había mucho más de política que de cuadratura fiscal. Ambos partidos tienen como objetivo desguazar a las viejas formaciones en las elecciones europeas del próximo mayo. Y en esa cita esperan que una nueva composición de la Eurocámara acabe con las rigideces impuestas por Alemania y el Pacto de Estabilidad.

El principal argumento desde Roma es que con un crecimiento del 1,5% de su economía, el Estado dispondrá de mayores ingresos para hacer frente a una deuda superior al 130%. Pero ningún otro organismo da estos datos por buenos. El FMI, que ha enviado un equipo de técnicos a Roma en los últimos días, publicó ayer un informe en el que estima que el PIB italiano crecerá a un ritmo «cercano al 1%» en los próximos dos años y que la deuda pública tampoco bajará. El impacto de las medidas aprobadas en estos presupuestos expansivos «sería incierto en los próximos dos años y probablemente negativo a medio plazo si la prima de riesgo continúa a niveles altos», se lee en la nota del organismo internacional. Pero el Gobierno italiano se ha limitado a decir que todas estas correcciones son «erróneas», mientras que entienden que con un diferencial cercano a los 300 puntos, como cerró ayer, aún pueden mantener la presión de los inversores.