Bruselas

La UE vuelve a dar la espalda a los refugiados

El desinterés y la falta de acuerdo entre los 28 para dar respuesta al drama migratorio obliga a convocar otro consejo en marzo.

Un policía austrisaco patrulla en un puesto fronterizo con Eslovenia
Un policía austrisaco patrulla en un puesto fronterizo con Eslovenialarazon

El desinterés y la falta de acuerdo entre los 28 para dar respuesta al drama migratorio obliga a convocar otro consejo en marzo.

La crisis de los refugiados será tratada de forma exclusiva en un consejo el próximo mes de marzo, pero ya en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de esta semana en Bruselas se perfiló un acuerdo de mínimos. Los Veintiocho se comprometieron a no tomar medidas de forma unilateral sobre la gestión de esta crisis, aunque países como Austria han sorprendido estableciendo cuotas particulares a los refugiados, que la Comisión Europea ha llegado a considerar ilegales.

Austria ya ha empezado a aplicar una cuota diaria de demandantes de asilo. No admite en su territorio más de 80 demandas de asilo diarias, menos de la mitad de las que ha recibido desde que comenzara el año. Además, ha puesto un límite de 3.200 el número diario de personas que pueden transitar por su territorio para solicitar asilo en un país vecino. Su decisión se basa en la «incapacidad» de la UE para llegar a un acuerdo que funcione.

Esta medida ha llevado al comisario europeo de Migración, Dimitris Avrampoulos, a tachar de ilegales las cuotas impuestas de forma unilateral por Austria. Sin embargo, para el país es una forma de «prepararse» para un posible fracaso de los acuerdos europeos en materia migratoria. «En el futuro tendremos que recortar de nuevo las cuotas diarias», amenazaba ayer la ministra austríaca del Interior, Johanna Mikl-Leitner.

Para evitar este tipo de decisiones, el conjunto de los Estados considera prioritario el acuerdo en materia migratoria con Turquía para poder luchar contra la afluencia masiva de refugiados e intentar que los demandantes de asilo se queden en el país y no lleguen a las costas europeas. El compromiso de desembolsar 3.000 millones de euros ya fue ratificado y servirá para ayudar a Ankara a gestionar uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta Europa.

No hubo detalles concretos del acuerdo con Turquía en la cumbre, en parte porque el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, no pudo asistir al encuentro en Bruselas, a pesar de haber sido invitado, tras anular el viaje por el atentado que se cobró la vida de al menos 28 personas en Ankara. A pesar de la ausencia, la canciller alemana, Angela Merkel, dejó claro que es prioritario avanzar hacia un acuerdo con Turquía. «Todos queremos reducir significativa y tangiblemente el número de refugiados», insistió.

En la misma línea se manifestó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Ha sido el gran defensor de un acuerdo con Turquía y ayer aseguraba que la Unión Europea no tiene muchas más alternativas que incrementar su cooperación con los turcos. A cambio del desembolso propuesto para el Ejecutivo de Ankara se agilizarán los pasos necesarios para ir anticipando la entrada de Turquía en la UE. «Es prioritario», coincidía el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Sin embargo, los compromisos alcanzados en materia de inmigración por el conjunto de los socios europeos siguen sin materializarse por completo y aún persisten las reticencias de los países del centro y del Este de Europa. Para intentar desbloquear la situación en la que se encuentra el acuerdo sobre la reubicación de refugiados, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, lanzó una controvertida propuesta para forzar a los países reacios a aceptar asilados.

Matteo Renzi habló de reducir los fondos europeos a aquellos países que no colaboren en la política comunitaria sobre refugiados. Es una idea que en alguna ocasión ha salido a la palestra en Bruselas pero fuentes del Ejecutivo comunitario siempre han descartado que se pudiera materializar. La reacción a las palabras de Renzi fueron casi inmediatas. «Es un chantaje político», señalaba el portavoz del Gobierno de Hungría, Zoltan Kovacs. A su juicio, la imposición de cuotas obligatorias para los miembros de la UE «no tiene sentido» en Europa, considerando la política migratoria como «imposible de aplicar», según informa la agencia de noticias local. El primer ministro, Viktor Orban, siempre se ha mostrado contrario a la política de cuotas.