Extrema derecha
Le Pen se desmarca de la derrota de su socio holandés y se aferra a los sondeos
El resultado de las elecciones generales en Holanda podría ser una señal de los límites que alcanzan los populismos en Europa. Así lo quieren ver el presidente de Francia, François Hollande, y los partidos ajenos al Frente Nacional. Hollande se apresuró ayer a felicitar al primer ministro holandés, Mark Rutte, no sólo por haber ganado las elecciones, sino por tratarse de «una clara victoria contra el extremismo». Según él, «los valores de apertura, de respeto del otro y de fe en el futuro de Europa son la única respuesta a los impulsos nacionalistas y de repliegue sobre sí mismo que sacuden el mundo». En la misma línea, su ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Marc Ayrault, felicitó a los holandeses «por haber frenado la subida de la extrema derecha» con la «voluntad de trabajar por una Europa más fuerte».
La derrota, relativa, del populista Geert Wilders es por el contrario una mala noticia para la líder del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, en el sentido de que las sinergias creadas por la victoria del Brexit en Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos podrían resentirse con los resultados del Partido de la Libertad en Holanda. Pero, a menos de 40 días de las elecciones, las tendencias en los sondeos en Francia no siguen la misma línea que en Holanda. Si Geert Wilders vio a lo largo de las últimas semanas cómo se iba alejando en los sondeos la victoria prometida a su partido, en Francia Marine Le Pen puede decir que sigue progresando, aunque lentamente, en los sondeos, y asentándose como la candidata más votada en la primera vuelta de las presidenciales.
Según la encuesta de OpinionWay-Orpi publicada ayer por «Les Echos», la líder de la extrema derecha sería la candidata más votada en la primera vuelta de las elecciones con un 27% de votos, seguida por Emmanuel Macron con un 25% (hace unos días los situaban empatados con un 26%). Pero con una gran diferencia y es que más del 80% de los electores de Le Pen no van a cambiar su voto, mientras que poco más de la mitad de los que dicen que votarán por Macron está seguro de hacerlo.
Para el FN, los resultados en Holanda tienen que ser mirados desde un punto de vista positivo, porque Geert Wilders sigue avanzando, y ha ganado cinco escaños. «El primer ministro saliente baja y Wilder sube», señaló en France 3 el vicepresidente del partido, Florian Philippot, «y el hecho de que suba muestra que hay una aspiración de los pueblos europeos, holandés y francés, a más soberanía, más independencia y más lucha contra la inmigración masiva». Según el número dos del Frente Nacional, «no existe un techo de cristal» que frene la victoria de su partido, «y si existe, lo estamos destruyendo a golpes de martillo».
Sin embargo, pese a las encuestas, el sistema electoral francés, que impone una doble vuelta en las elecciones, hace que la victoria de la extrema derecha se presente casi como un imposible. Ese freno invisible se refleja en todos los sondeos que dan invariablemente como perdedora a Marine Le Pen en la segunda vuelta, tanto si se enfrenta al líder de ¡En Marcha!, Emmanuel Macron, como si es el candidato de la derecha y el centro, François Fillon, quien logra calificarse para la segunda vuelta de la presidencial. La verdadera sorpresa en estas elecciones francesas sería si finalmente Marine Le Pen pierde en la primera vuelta, algo que ningún sondeo a día de hoy contempla.
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