Corea del Norte
Los misiles de Pyongang ya pueden alcanzar todo EE UU
Trump aboga por imponer más sanciones a Corea del Norte tras el lanzamiento de su último misil, que podría portar una cabeza nuclear.
Trump aboga por imponer más sanciones a Corea del Norte tras el lanzamiento de su último misil, que podría portar una cabeza nuclear.
Misión cumplida. Corea del Norte aseguró ayer, tras su último y más potente lanzamiento de un misil intercontinental, haber completado su «histórico» objetivo de convertirse en una potencia armada nuclear capaz de alcanzar territorio estadounidense. De confirmarse el anuncio hecho por la presentadora estrella del país, Ri Chun Hee, no sólo supondría una amenaza a la Administración del presidente norteamericano, Donald Trump, sino que constataría los rápidos avances hechos por el país comunista en un programa armamentístico que pone en riesgo la estabilidad de la región. «Se impondrán grandes sanciones adicionales a Corea del Norte. La situación será controlada», afirmó un Trump mucho más cauto que en otras ocasiones.
En el que supone el vigésimo ensayo balístico del año del régimen de Kim Jong Un –aunque otras fuentes hablan de 22–, el proyectil alcanzó una altura récord de 4.475 km y recorrió 960 kilómetros antes de impactar en el mar de Japón. Pese a no mostrar imágenes de la hazaña, Ri avanzó orgullosa que se trataba de «un misil balístico intercontinental con una ojiva pesada súper grande» capaz de transportar armas nucleares. El nuevo Hwasong-15 posee «ventajas mucho mayores en sus especificaciones tácticas y tecnológicas» que el Hwasong-14 probado en julio en dos ocasiones, apuntó.
El disparo tuvo lugar desde una lanzadera móvil cerca de la capital de la provincia occidental de Pyongan del Sur a las 3:17 de la mañana del miércoles. Tras él, Seúl, Washington y Tokio indicaron que por los datos de vuelo –sus pesquisas coincidían con las de la televisión estatal norcoreana–, la prueba suponía que era la más potente hasta la fecha. «De haber sido lanzado en una trayectoria normal en lugar de elevada, el misil habría tenido un alcance de 13.000 kilómetros», aventuró en su blog David Wright, director de la Unión de Científicos Preocupados, al tiempo que afirmaba que con un misil así se puede alcanzar Washington y cualquier otra parte de EE UU.
Sin embargo, para otros analistas internacionales no está claro el peso de la carga del misil y si éste podía llevar una ojiva nuclear lo suficientemente grande para golpear territorio americano. Tampoco aseguraron que el régimen Juche cuente con la tecnología adecuada para proteger la cabeza nuclear durante el descenso, y el propio Pentágono consideró bastante improbable «acarrear una ojiva real a tanta distancia». Su tesis contrasta con las declaraciones del ministro de Unificación surcoreano, Cho Myoung Gyon, quien señaló que Pyongyang podría alcanzar la plena capacidad nuclear «el próximo año», una afirmación compartida por expertos de la CIA.
La prueba del martes puso fin más de dos meses sin ningún test de este tipo, una pausa que muchos habían identificado erróneamente con una tregua encubierta que suponía la predisposición norcoreana a retomar la vía del diálogo. Ahora, tras haber alcanzado el nivel técnico perseguido y con la realidad de su capacidad nuclear ,«es probable que Kim decida volver a la mesa de negociaciones con los estadounidenses, aunque no estará dispuesto a discutir la desnuclearización, quizás sólo a congelarla y dar prioridad a asegurar la asistencia económica y el desarrollo», declaró a LA RAZÓN Brian Bridges, profesor adjunto de Políticas en la Universidad Lingnan de Hong Kong.
Mientras ayer se hacían públicas imágenes de ciudadanos norcoreanos celebrando el hito, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, insistía en que la paz entre ambos países no es posible si Kim persiste en sus «aventuras» militares y, junto a Japón y EE UU, solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para incrementar las sanciones. China también mostró su preocupación y oposición a las pruebas de Kim e insistió en que Pekín –que en los últimos meses ha aumentado su presión económica– desea que Pyongyang suspenda cualquier acción que aumente la tensión en la región.
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