Berlín

Francia y Alemania, aliados para «refundar» Europa

Merkel y Macron se comprometen a buscar una UE más protectora y menos burocrática.

La canciller alemana Angela Merkel (i) y el presidente francés Emmanuel Macron (d) antes de la rueda de prensa tras su encuentro en la cancillería alemana en Berlín.
La canciller alemana Angela Merkel (i) y el presidente francés Emmanuel Macron (d) antes de la rueda de prensa tras su encuentro en la cancillería alemana en Berlín.larazon

Merkel y Macron se comprometen a buscar una UE más protectora y menos burocrática.

Cuatro presidentes franceses y una sola canciller. Después de Chirac, Sarkozy y Hollande, Angela Merkel recibió ayer en la cancillería de Berlín al recién elegido Emmanuel Macron. Y lo hizo aceptando el antagonismo y las condiciones del nuevo líder galo, pero con la enorme expectativa que supone que con su presencia toda Europa puede, por el momento, respirar tranquila. Como prueba, la intención compartida por ambas partes de apostar por una «nueva dinámica» en la relación franco-alemana que lleve a «una refundación histórica» de Europa basada en una «hoja de ruta» europea, menos burocrática y más protectora.

Berlín sabe que no puede permanecer como un mero espectador ante la posibilidad de un naufragio que pueda arrastrar consigo el bienestar germano. Merkel sabe que buena parte de los designios de Alemania pasan por las decisiones que se tomen en el Elíseo, y de ahí, y aún teniendo en cuenta que este año se juega su futuro y el de su país en las generales de septiembre, que pueda lanzar algún guiño a los países del sur de Europa. «Los intereses alemanes están estrechamente vinculados a los franceses y a Alemania sólo le irá bien si a Europa y a Francia le va bien», apuntó la canciller. No obstante, evitó posicionarse con respecto a alguna de las propuestas lanzadas durante la campaña por el presidente francés. A la espera de los movimientos que se puedan llevar a cabo desde París o del programa que pueda presentar la canciller de cara a las federales, Macron ya dio algunas pistas que abogan por avanzar en la integración de la eurozona, dotándola de un ministro de Finanzas común o de un presupuesto para la zona euro, algo que desde Berlín se ve con escepticismo por temor a que la factura de este nuevo paso recaiga sobre Alemania.

Sobre la posible modificación de los tratados europeos, la canciller aseguró que «estaría dispuesta a hacerlo, pero primero vamos a trabajar en qué queremos reformar». En esta línea, Macron aseguró que la reforma de los tratados «ya no son un tabú» para París. Por ahora, y como primeros deberes, Macron quiere poner en orden sus cuentas públicas y emprender reformas como la del mercado laboral. «Necesitamos ser más eficientes», apuntó el francés al tiempo que admitió que tiene ante sí «una tarea muy difícil» que atender, ya que Francia «es el único gran país de la UE que no ha logrado combatir el problema del paro».

En juego también está la oportunidad de impulsar el desgastado proyecto europeo y con ello, alentar a la ciudadanía hacia una renovada Europa. Algo que, con la sombra del Brexit, sólo podría tener éxito si se dinamizan las relaciones franco-alemanas que, en cierta manera, quedaron diezmadas con la llegada de Hollande. «El eje franco-alemán tiene que recuperar su pragmatismo ya que el éxito de nuestros países está ligado profundamente y de él, depende el éxito de Europa», añadió Macron. Para ello, ambos quieren llevar a cabo proyectos conjuntos destinados a la lucha contra el desempleo juvenil, entre otros. De todos modos, Macron también quiso mostrar cierto distanciamiento ante Bruselas: «No olvido el mensaje de desafecto y preocupación de muchos franceses» que votaron las pasadas elecciones del 7 de mayo. Más de una tercera parte de ellos eligieron la opción euroescéptica de Marine Le Pen. Ahora, con la visita de Macron a Berlín, muchos recuerdan cómo en el debate televisivo Le Pen aseguró que su país será dirigido «por una mujer», bien ella o Merkel, el ahora presidente le espetó que no hará política en contra, sino en conjunto con Merkel. «No siempre estamos de acuerdo», reconoció ésta, pero se mostró convencida de que de la unión de Berlín y París siempre sale «algo bueno, no sólo para los dos países, sino para toda Europa».