Política

Comisión Europea

May y Juncker desbloquean las negociaciones sobre el Brexit

La UE ofrece cambios en la relación de futuro, no en el mecanismo para Irlanda

May y Juncker en la Comisión Europea
May y Juncker en la Comisión Europealarazon

La UE ofrece cambios en la relación de futuro, no en el mecanismo para Irlanda.

Tras semanas de colapso en las que las dos partes permanecían agazapadas en sus posiciones, Bruselas y Londres salen de sus cuarteles de invierno para volver al ruedo de los contactos. Aunque sobre el papel parece que nada ha cambiado, la estrategia tiene un nuevo cariz. Solo el tiempo dirá si dará frutos y se conseguirá evitar un Brexit caótico. El lunes se reunirán en Estrasburgo el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, y el ministro para el Brexit británico, Stephen Barclay, y a finales de mes volverán a verse las caras en Bruselas el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la «premier» británica. Es el primer encuentro entre los dos equipos negociadores desde noviembre.

Theresa May viajó ayer a la capital comunitaria para entrevistarse con la plana mayor de los cargos europeos: Juncker, el presidente del Consejo, Donald Tusk, y el del Parlamento, Antonio Tajani. La cuestión de fondo no ha cambiado: los Veintisiete se siguen negando a renegociar el acuerdo de divorcio que prevé una solución de emergencia a Irlanda («backstop») si, al finalizar el periodo de transición en diciembre de 2020, las dos partes no han pactado su relación futura. La finalidad sigue siendo evitar una «frontera dura» en el Ulster. Pero esta solución no satisface a la mayoría de los diputados británicos, quienes temen que su país quede atrapado «sine die» en una unión aduanera que en la práctica convertirá Irlanda del Norte en un protectorado europeo, ya que deberá alinearse normativamente con Bruselas para permitir la libre circulación de mercancías.

Mientras, May sigue confiando en conseguir arrancar a sus socios alguna concesión legalmente vinculante que cumpla el mandato de los Comunes. Bruselas ha dicho «no» una y otra vez, pero puede abrir la manos en otros aspectos. En un comunicado conjunto tras su reunión, la Comisión Europea recuerda su disponibilidad a realizar modificaciones en el acuerdo sobre la relación futura tanto «en contenido como en velocidad». Es un mensaje repetido en las últimas semanas, pero por primera vez no se exige como requisito previo para hablar que Londres dé un paso al frente.

Bruselas pretende que Londres haga un ejercicio de realismo y acceda a permanecer en el mercado único (modelo noruego) o unión aduanera (Turquía). Esto no significa que, a cambio, los Veintisiete estén dispuestos a un traje a medida para Reino Unido pero sí que hay margen de maniobra y cierta generosidad, aunque los interrogantes siguen siendo muchos. En el comunicado suscrito por las dos partes se recuerda que «existe una determinación compartida para conseguir un partenariado fuerte debido a los retos globales que la UE y Reino Unido afrontan juntos» y se mencionan ámbitos como el comercio, la lucha contra el cambio climático y el terrorismo.

Tras la visita de ayer, los ánimos están algo más calmados. El lunes, Tusk deseó «algún lugar en el infierno» para los que promovieron el Brexit sin un plan a la vista. A pesar de la tormenta al otro lado del Canal de la Mancha, la sangre no ha llegado al río. Las negociaciones del Brexit no están en el cielo ni el infierno, pero se abre camino un nuevo periodo de purgatorio. El presidente del Consejo, más comedido, reconoció vía Twitter que «todavía no hay avances a la vista. Las negociaciones continuarán». Parece que, por el momento, es la mejor noticia posible.