De Bataclan al aeropuerto de Bruselas

Bélgica sigue completando las piezas del puzle en medio de informaciones contradictorias y nuevas hipótesis no demasiado tranquilizadoras. La Fiscalía Federal confirmó ayer (la prensa ya lo daba por hecho desde hace días) la identidad del segundo kamikaze del aeropuerto de Zaventem. Se trata de Najim Laachraoui, cuyas huellas fueron encontradas en los explosivos utilizados en París y al que siempre se ha considerado como cómplice directo de Saleh Abdeslam, hasta el punto de coordinar los atentados del 13 de noviembre y comunicarse ese día por teléfono con varios yihadistas inmolados. De hecho, se da por supuesto que él fue el artificiero encargado de los explosivos.

Laachraoui partió a Siria en 2013 y en septiembre de 2015 fue detectado junto a Abdeslam en un control en la frontera austrohúngara. Tras los atentados de Francia, su ADN se encontró «en un cinturón explosivo y en un trozo de pañuelo utilizado en el tiroteo de [la sala de conciertos] Bataclan, así como en un explosivo del Estadio de Francia», precisó ayer la Fiscalía en un comunicado. Esta confirmación avala la hipótesis de la estrecha vinculación entre los atentados de París y de Bélgica, hasta el punto de que Abdeslam, capturado hace una semana, no ha necesitado crear una nueva red de contactos, sino que durante estos cuatro meses, aún siendo el fugitivo más buscado ha estado manteniendo operativa la misma célula con diferente ramificaciones que todavía deben ser desentrañadas en su totalidad.

Según su hermano, Mourad Laachraoui, deportista belga de taekwondo de alto nivel, su familia avisó sin éxito a las autoridades belgas del viaje a Siria de Najin. «Era un buen chico y era inteligente. Así es como le recuerdo. Tras los atentados de París, registraron nuestra casa, nada más. Intento pasar página. No necesito entender. Lo hecho, hecho está», se lamenta su hermano.

Además, durante la noche del jueves se detuvo a otro sospechoso identificado como Faycal C., Según las fuentes policiales del rotativo belga «Le Soir», es una «fuerte posibilidad» que estemos hablando del ya tristemente célebre «hombre del sombrero», él único superviviente de los ataques en el aeropuerto de Zaventem. Se trataría de un periodista «freelance» que, tras ser arrestado, no está colaborando con la Policía. Además, habría ejercido durante los últimos meses un papel de reclutador para la yihad en el parque Maximiliano de Bruselas, lugar en el que en los últimos meses se hacinan refugiados y migrantes sin papeles al lado de la oficina de extranjería, en pleno centro financiero de la ciudad. En otro ejemplo de ineficacia, el alcalde de este barrio bruselense, Yvan Mayeur, denunció la situación ante la Justicia en septiembre pasado, pero ésta no tomó cartas en el asunto. Al final, fue el propio Mayeur el que, al menos, interpuso una orden para que este presunto terrorista no pueda seguir presentándose en este parque.

Mientras, al cierre de esta edición, estaba en curso una nueva operación en el barrio de Schaerbeek, última guarida de los terroristas en la que se encontraron los 15 kilos de explosivos que los yihadistas no pudieron meter en el taxi que les desplazó al aeropuerto. En medio de numerosos rumores sobre posibles explosiones, la prensa belga informaba ayer de una persona herida en la pierna que no sería Mohamed Abrini, otro de los cómplices de Abdeslam el 13-N y huido desde hace meses y de una mochila que estaba siendo inspeccionada.

La noche del jueves fueron arrestadas seis personas en Bruselas. De los seis –precisó la Fiscalía federal belga– tres quedaron en libertad (Jalid A., Mariam A. y Ali E) y otros tres siguen detenidos. Se trata de uno de los que fueron capturados delante del edificio de la propia Fiscalía, Fayçal Cheffou, y de otros dos individuos capturados cuando su vehículo salía de la autopista de circunvalación de Bruselas en dirección a Jette. Uno de ellos es Abou A. Del otro, no se ha dado a conocer el nombre.