Espionaje en EEUU

Rousseff da la espalda a Obama

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff
La presidenta brasileña, Dilma Roussefflarazon

La presidenta brasileña ha decidido "postergar"la visita de Estado prevista para octubre a Estados Unidos, ante la falta de "investigación"y "explicación"sobre las denuncias de que ha sido víctima de espionaje, informaron hoy fuentes oficiales.

La presidenta Dilma Rousseff suspendió ayer la visita oficial a EE UU prevista para el 23 de octubre en la que tenía previsto entrevistarse con Barack Obama. La dirigente brasileña está muy enfadada con las revelaciones que indican que tanto ella misma como la petrolera pública Petrobras han sido espiadas por la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA), de acuerdo a documentos revelados por el ex contratista de la CIA Edward Snowden. «Si se confirman los datos divulgados por la Prensa, queda evidente que el motivo de los intentos de violación (de datos) y espionaje no es la seguridad o el combate al terrorismo, sino intereses económicos y estratégicos». Así arremetió la presidenta brasileña la semana pasada en un comunicado.

La Casa Blanca emitió ayer una nota en la que asegura que Obama entiende «la preocupación y el rechazo» brasileños por las revelaciones de espionaje, y añade que «las relaciones a nivel político, económico, energético y en materia defensiva se mantendrán».

Aunque la Casa Blanca sostuvo que la visita ha sido cancelada «de común acuerdo», el periódico brasileño «O Globo» explicaba ayer que Dilma Rousseff tomó la decisión porque «las respuestas no fueron satisfactorias» por parte de EE UU y, lo que es más, Brasil no ha conseguido el compromiso de que Washington pondrá fin a su programa de espionaje. El gigante latinoamericano no quiere sólo una disculpa de Obama por el espionaje, sino que exige conocer qué información sensible extrajo la Agencia de Seguridad norteamericana al interceptar las comunicaciones de la presidenta y de Petrobras.

La suspensión del viaje se produce un día después de la llamada telefónica de Obama a Rousseff, que duró 20 minutos y cuyos detalles no han trascendido. La presidenta brasileña ya abordó con su homólogo estadounidense la crisis de las escuchar durante la reunión del G-20 en San Petersburgo, donde el inquilino de la Casa Blanca prometió investigar lo ocurrido y ofrecer una explicación.

El comunicado que difundió ayer Brasilia califica el espionaje como «una amenaza para la soberanía y los derechos individuales, incompatible con la convivencia democrática entre los países amigos».

Brasil ha sido el país espiado por EE UU que más ferozmente ha respondido contra la Administración norteamericana tras difundirse las revelaciones de Snowden. Además de responder a Obama con la misma medicina que EE UU dio a Rusia –entonces Obama canceló su reunión con Putin en Rusia–, Rousseff ha anunciado una batería de medidas dirigidas a aumentar la independencia tecnológica del país para evitar ser espiado en el futuro por las agencias de información norteamericanas.

Rousseff pretende que los metadatos sean almacenados localmente para aumentar la protección de las comunicaciones de los brasileños, una medida que obligaría a las multinacionales norteamericanas Facebook y Google a instalar sus servidores en Brasil. También plantea inaugurar su propio servicio de email encriptado como alternativa a Yahoo y Gmail, y quiere desplegar una red de fibra óptica que conecte directamente con Europa e incluir en el proyecto a todos los países latinoamericanos para evitar nuevas tentaciones del vecino del norte. La presidenta dará la batalla durante su intervención en la Asamblea General de la ONU el día 24 para cambiar las legislación sobre la protección internacional.

Según Reuters, el viaje de Rousseff a EE UU debería servir de plataforma para alcanzar acuerdos relacionados sobre la exploración de petróleo y la tecnología del biodiésel, además de una potencial compra por parte de Brasil de aviones de combate de la compañía Boeing.