Política exterior
Rusia admite que la nave incendiada era nuclear
El Kremlin asegura que el reactor del submarino está «completamente aislado» y en activo.
El Kremlin asegura que el reactor del submarino está «completamente aislado» y en activo.
Tres días después del incendio en el submarino que causó 14 muertos en el mar de Barents y con el presidente ruso, Vladimir Putin, de visita en Roma, Rusia ha dado por fin detalles sobre lo ocurrido. El ministro de Defensa, Serguei Shoigu, declaró por primera vez que la nave tenía una «propulsión nuclear». Además, desde el Gobierno señalaron que el reactor nuclear está «completamente aislado» y «en funcionamiento».
El incendio habría comenzado en la sala de máquinas y desde ahí se propagó al resto del submarino. El Kremlin insiste en que el aparato estaba efectuando una misión de investigación en las aguas territoriales de aquel país, aunque el elevado número de militares de alto rango que componían la tripulación ha levantado muchas suspicacias. El resto de detalles no fueron desvelados, ya que se siguen calificando como «secreto de Estado». Putin siguió esta estrategia informativa con cuentagotas, ya que en su visita a las autoridades italianas no hizo mención alguna a lo sucedido. De lo que sí habló en Roma junto al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, fue de las «excelentes relaciones» que ambos comparten. Mientras el Parlamento Europeo mantiene las sanciones contra Rusia, Moscú tiene en Roma su mejor aliado europeo. Unos vínculos que estaban llamados a estrecharse aún más con la llegada al Gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la Liga –ambos filorusos, especialmente la Liga–, aunque en los últimos tiempos se han enfriado debido a la preocupación de Trump, el referente para el líder de la Liga, Matteo Salvini. Italia juega siempre a varias bandas y mientras no se aleja de los Estados Unidos de Trump, se mantiene fiel a Rusia y se acerca a China. Así, Putin confió en que la contribución del amigo italiano ayude a reestablecer las relaciones con la UE en un momento en el que se abre una nueva etapa política con la renovación de las instituciones comunitarias.
Otro de los temas de los que habló Putin con Conte y con el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, con quien se vio poco antes, fue la situación en Libia. Rusia es uno de los principales socios del mariscal Jalifa Hafter, que intenta conquistar militarmente Trípoli y a quien se le atribuye el bombardeo del pasado miércoles en un centro de inmigrantes, que dejó al menos 40 muertos. Con Putin a su lado, el primer ministro italiano pidió «un cese inmediato de las hostilidades», ya que un incremento de la inestabilidad podría además provocar un nuevo éxodo de migrantes con destino a Italia.
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