Elecciones en Grecia
Samaras: Un político que abrazó la austeridad por el poder
Intelectual, ausente de empatía y plagado de contradicciones. El hasta ayer primer ministro de Grecia y líder de Nueva Democracia, Antonis Samaras (Atenas, 1951) forma parte de ese grupo de políticos de la vieja escuela. Criado en el seno de una familia pudiente de Atenas –su padre fue un reputado cardiólogo de la capital–, se formó en los mejores colegios y estuvo siempre rodeado de la élite de la sociedad griega. Aficionado al tenis –a los 17 años ganó el campeonato nacional juvenil–, continuó su formación superior en Estados Unidos, donde optó por la economía. Primero cursó sus estudios en Amhers College y más tarde, en Harvard Business School. Allí coincidió con el que luego sería su contrincante político, Yorgos Papandreu, primer ministro socialista del PASOK. Es más, en los setenta, cuando ambos estaban cursando sus estudios en Amhers, compartieron durante un periodo de tiempo habitación. Un compañero de estudio de ambos llegó a describirlos posteriormente como el labrador (Papandreu) y el lobo (Samaras).
Más allá de las anécdotas, su sobresaliente formación le llevó a obtener su primer escaño en el Parlamento griego a los 26 años por Nueva Democracia. En 1989, el entonces primer ministro, Konstantinos Mitsotakis, le eligió primero para ocupar la cartera de Economía y más tarde la de Exteriores. Pero sus años dorados se acabaron en 1992, cuando su línea dura contra Macedonia le puso en el punto de mira del partido, lo que provocó su expulsión inmediata. Aún así no quiso dejar pasar su tirón político y montó su propio partido, Primavera Política, con el que propinó un serio daño a Mitsotakis electoralmente y le hizo bajarse del poder en 1993. Diez años más tarde, fue readmitido en Nueva Democracia y abandonó su camino en solitario. Pero en 2009 le quedaba un escollo por solventar: vencer a la hija de Mitsotakis, Dora, en la contienda por liderar el partido. Salió vencedor y su rival abandonó la formación política.
Casado y padre de dos hijos, ha sido definido como un hombre de carácter fuerte, ideas fijas y altamente ambicioso. Lo que está claro es que en estos dos años, Samaras no ha sabido conectar con el nuevo electorado, quien ha visto en él la causa de todos sus males. El alto desempleo no ayuda a vender su discurso de mejoras. A esto se suma la gran contradicción que marcará de por vida su paso por el Gobierno griego. Cuando en 2010 el entonces primer ministro, Yorgos Papandreu, pidió el apoyo del Parlamento para sacar adelante el primer rescate de la economía nacional, Samaras optó por formar un frente de oposición junto al Partido Comunista y Syriza. Dos años más tarde, era él quien aceptaba el segundo rescate. Una contradicción que no han olvidado sus votantes.
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