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Oriente Medio

Teherán acusa a la CIA y el Mosad del «montaje» para crear tensión en el Golfo de Omán

Rohani pide a los firmantes del pacto nuclear que resistan la presión de EE UU

Uno de los marineros rescatados / Ap
Uno de los marineros rescatados / Aplarazon

Rohani pide a los firmantes del pacto nuclear que resistan la presión de EE UU.

A Irán se le ha acabado del todo la paciencia. El presidente Hasan Rohani acusó ayer de nuevo a Estados Unidos de ser una «grave amenaza» para la estabilidad regional y mundial, mientras que el ministro de Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, culpó a Washington y sus aliados de «sabotear la diplomacia» al responsabilizar «sin ninguna evidencia» a Irán de los ataques del jueves contra dos cargueros en el mar de Omán.

Las aguas del Golfo andan demasiado revueltas y no hay signo de que vaya a amainar el temporal en los próximos días. La guerra dialéctica y de acusaciones recíprocas que desde hace un mes protagonizan Washington y Teherán ha llevado a un camino de no retorno ya difícil de reorientar. La confianza entre ambos está rota y para Irán cualquier movimiento de EE UU se interpreta como un ataque o un acto de manipulación. Dando rienda suelta a las teorías conspirativas, Zarif escribió en Twitter que «el equipo B está moviéndose al 'plan B': sabotear la diplomacia y ocultar su terrorismo económico contra Irán».

Con el equipo B, el jefe de la diplomacia iraní se refirió al grupo formado por el asesor de seguridad nacional estadounidense, John Bolton; el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; y el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman. Detalló las acusaciones el alto diplomático Hosein Amir Abdolahian, que dijo sin tapujos que «los principales sospechosos de hacer insegura la exportación de petróleo en el golfo son el Mosad y los servicios de inteligencia americanos. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein apoyan de forma estúpida la violencia en la región».

A pesar de su dialéctica agresiva, Irán sabe que está en la cuerda floja y que, de continuar la escalada de tensión, se quedará solo. Consciente de ello, Rohani pidió al resto de firmantes del pacto nuclear de 2015 que no se dejen presionar por EE UU –que se retiró del pacto nuclear– para que no «incumplan la resolución 2231 del Consejo de Seguridad que prevé la normalización de las relaciones económicas con Irán». El líder iraní hizo estas declaraciones en la cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS) en la capital kirguisa.

Irán le toca estar a la defensiva porque son más los motivos que tiene que los que no tiene para boicotear el mercado petrolero internacional. Así, el Gobierno envió ayer a un grupo de expertos al lugar del presunto ataque del jueves contra sendos cargueros para recabar más pruebas frente a las acusaciones de EE UU. En declaraciones recogidas por la agencia Tasnim, fuentes oficiales iraníes indicaron que el incendio en los dos buques, uno de una compañía noruega y el otro japonesa, se encontraban ayer bajo control y en aguas internacionales, por lo que no «hay impedimento para que los expertos se personen en el lugar del suceso».

«El fuego ha sido contenido en ambos petroleros y hemos enviado expertos para evaluar si la tripulación rescatada por Irán puede regresar a uno de los petroleros», declaró el jefe de puertos en la provincia costera de Hormozgan, Allahmorad Afifipour. Los equipos de búsqueda y rescate iraníes recogieron a 44 marineros de los dos buques, que han sido trasladados al puerto de Jask.

Por su parte, la Marina de Omán anunció el envío de dos barcos de rescate para ayudar en las operaciones de salvamento y un avión de reconocimiento. No solo EE UU ha acusado a Irán de «sabotaje», aunque el incidente sigue bajo investigación. La Liga Árabe no ha dudado en señalar a su enemigo regional. Su secretario general, Ahmed Abulgueit, responsabilizó indirectamente a la República Islámica y pidió que cambie de dirección porque, de lo contrario, llevará «a todo el mundo a una confrontación».