Guerra en Siria

¿Todavía quedan rebeldes moderados?

La Razón
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El plan de cese de hostilidades convenido por Rusia y Estados Unidos esta semana ha sido recibido con un optimismo cauto por la mayoría, incluyendo a los propios arquitectos del acuerdo, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov. El motivo de esta prudencia es que los acuerdos previos a éste han fracasado estrepitosamente. Independientemente de eso, este último tiene al menos un componente inusual. Un centro de coordinación conjunta entre Moscú y Washington para adaptar sus actividades contra los extremistas ha sido una recompensa política demandada por el primero durante por lo menos dos años. También es un componente esencial de cualquier acción militar eficiente contra un enemigo común.

Otro motivo para el optimismo es que tanto Rusia como Estados Unidos han invertido un capital político considerable tratando de encontrar una solución. Hasta ahora, los rendimientos han sido negativos. El tiempo se agota y tanto los costes como la complejidad del conflicto están aumentando. Parece haber un reconocimiento reticente por parte de EE UU de que tiene que priorizar sus esfuerzos entre Al Asad y los extremistas. Está comenzando a entender que la victoria sobre los extremistas es un requisito previo a dar una solución al problema de Al Asad.

Hay retos considerables. No hay una definición de quién es un extremista y de quién es un moderado en la que coincidan todos. En realidad, muchos de los llamados «moderados» no son tan moderados. O bien su objetivo es la creación de un régimen «religioso» que tiene más en común con el Estado Islámico (EI) que con el derecho internacional o bien son radicales pretendiendo ser moderados para beneficiarse de cualquier futuro proceso de paz. Éstos, junto a los extremistas afiliados al EI, podrían tratar de sabotear el acuerdo. La cuestión de quién batallará sobre el terreno para aprovecharse de los beneficios de la potencia aérea de Estados Unidos y Rusia continúa sin ser respondida. En última instancia, esto será lo que determine cuántas posibilidades hay de que cualquier éxito del cese de hostilidades sea sostenible.

*Miembro del Instituto de los Servicios Reales Unidos para los Estudios de Defensa y Seguridad