Elecciones en Estados Unidos
Trump denuncia un fraude de millones de votos
El presidente electo responde así al respaldo de Clinton al recuento electoral en tres estados
El presidente electo responde así al respaldo de Clinton al recuento electoral en tres estados
Tres semanas después de las presidenciales parece que la batalla entre demócratas y republicanos sigue más viva que nunca. Los críticos con Donald Trump están haciendo lo imposible para evitar que el magnate ocupe la Casa Blanca el 20 de enero. Sin embargo, lo que podrían provocar es una crisis institucional sin precedentes. Wisconsin, donde Trump se impuso a Clinton por poco más de 20.000 votos, es uno de los tres estados (junto a Pensilvania y Michigan) en los que se ha solicitado un recuento y el primero en anunciar que procederá a realizarlo. Ayer, el presidente electo salió a la defensiva a través de Twitter. «Además de ganar de manera aplastante en el sistema de colegio electoral, gané en el voto popular si se descuentan los millones de personas que votaron ilegalmente», afirmó. La realidad es que, mientras que el magnate logró 306 votos electorales y Clinton 232, la demócrata obtuvo casi dos millones de votos populares más que el republicano.
El sistema electoral estadounidense estipula que el candidato que obtenga 270 votos electorales, de manera independiente de los del cómputo total de votos populares (es decir del voto depositado en la urna) se convertirá en presidente. Normalmente coincide que el que consigue los delegados necesarios para ser elegido presidente también obtiene el mayor número de votos populares, pero no siempre ha sido así. En el duelo entre George W. Bush y Al Gore en 2000, el demócrata también consiguió más votos populares, pero el republicano obtuvo los delegados, haciéndose así con la Casa Blanca, no sin antes un recuento de votos en Florida, donde Bush se impuso por 500 votos.
«Hubo un fraude serio en Virginia, Nuevo Hampshire y California. ¿Por qué los medios no informan sobre esto? Sesgo serio. Gran Problema», dijo el magnate ayer sin ofrecer prueba alguna que respaldase sus comentarios.
Ha sido la candidata del Partido Verde, Jill Stein, la que ha iniciado este revuelo después de denunciar la situación en estos tres estados y de pedir en internet aportaciones ciudadanas para financiar el proceso de reclamación. Pero lo que más ha irritado al presidente electo es que el equipo de campaña de Hillary haya apoyado esta iniciativa después de que la ex secretaria de Estado reconociera públicamente su derrota.
Las reacciones a los comentarios de Trump no se hicieron esperar. El ex fiscal del estado de Nuevo Hampshire, Tim Rath, dijo que «esto me va a costar probablemente mi puesto en el Gobierno, pero no hubo fraude, ni serio, ni de otro tipo, en las elecciones en mi estado. Simplemente, no hubo». En la misma línea se manifestaron desde California y Virginia. Entre las filas conservadoras también se censuró al presidente electo. Por ejemplo, el senador James Lankford, republicano de Oklahoma, reconoció que «nunca he visto ninguna irregularidad en las votaciones».
El viernes pasado, Stein tramitó la solicitud en el Estado de Wisconsin (donde Trump ganó por 27.000 votos), cuyo coste es de 1,1 millones de dólares. Ayer, era la fecha límite en Pensilvania (donde Trump se impuso por 68.200 votos) y el gasto será de medio millón. El último día para solicitar el recuento en Michigan (en este Estado el conservador superó a la demócrata en poco más de 11.000 votos) es mañana y costaría 600.000 dólares. El recuento en Wisconsin comenzará el jueves, aunque pocos confían en que esta estrategia para arrebatar a Trump el Despacho Oval sea exitosa. Clinton debería ganar en los tres estados.
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