Estado Islámico
Turquía despliega tanques en su frontera
Una treintena de blindados apuntan a Siria después de que varios obuses islamistas alcanzaran su territorio. La coalición internacional bombardea un cuartel del EI
La implicación de Turquía en la guerra contra el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria se ve más próxima a cada día que pasa. El Gobierno de Ankara está a la espera de la sesión del próximo jueves en el Parlamento en la que se debatirá su solicitud de renovar el permiso para realizar operaciones militares en los dos países. Sin embargo, y a la espera de la luz verde parlamentaria, ayer se desplegaron una treintena de tanques en un colina a pocos kilómetros de la ciudad siria de Kobane, asediada por el EI. En medio de un creciente clima de tensión, un obús había caído en su territorio durante los combates entre el EI y las milicias sirio-kurdas. El mortero alcanzó la localidad turca de Mursitpinar sin causar víctimas. Poco después, explotaron otros dos proyectiles en suelo sirio, muy cerca de un paso fronterizo, donde un grupo de refugiados estaban esperando para poder cruzar a Turquía. Las Fuerzas de Seguridad turcas pidieron a los habitantes de la región y a los periodistas que se mantuvieran alejados de la frontera.
El envío de tropas terrestres para frenar el avance de los yihadistas es uno de los principales debates en los círculos castrenses. Altos mandos militares occidentales consideran que será necesario un Ejército, sea turco o de iraquíes y sirios, de al menos 100.000 hombres para identificar los objetivos del EI y hacer más efectivos los ataques. Está claro que los bombardeos contra objetivos islamistas no son suficientes para acabar con este poderoso grupo yihadista que quiere extender sus tentáculos desde Afganistán hasta España. A la desesperada, Bagdad ha ofrecido una «amnistía» a los soldados y oficiales desertores con el fin de reconstruir el Ejército iraquí. Unos 30.000 uniformados huyeron desde el mes de junio ante la embestida de los islamistas que tomaron la localidad de Mosul y otras de la provincia de Nínive. Al llamamiento de perdón han acudido unos 6.000 en el Kurdistán y otros 5.000 en Bagdad, lo que ha dado cierto respiro al Ejército, que espera que la campaña siga teniendo éxito. No obstante, las cifras de reclutamiento no alcanzan las bajas que se han producido en los últimos meses. El armar y entrenar a soldados iraquíes, peshmergas (tropas kurdas) y rebeldes sirios moderados, supone todo un reto, más aún si se tiene en cuenta al maltrecho y casi desaparecido Ejército Libre de Siria (ELS). No hay una clara separación entre los grupos sirios que luchan contra el régimen de Bachar Al Asad. Apenas quedan insurgentes «moderados». La situación siria es también alarmante. La mayoría de los rebeldes se han reconducido hacia los grupos salafistas que se han unido en el Frente Islámico. Esta formación, que agrupa a las principales facciones islámicas, lucha contra el EI. Pero no está claro si también lo hace contra el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, o si por el contrario lo hacen juntos.
Por otro lado, aviones de la coalición reanudaron ayer sus ataques contra los feudos sirios de Raqa y Alepo. La fuerza internacional tuvo como blanco uno de los cuarteles del EI, ubicado en la escuela Ain Arus, próxima a la localidad de Tel Abiad.
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