Atentados terroristas en Bruselas
Una vigilancia en evidencia
–¿Cuáles son los puntos débiles del transporte europeo?
–La eficacia de las medidas adoptadas por los estados que han experimentado ataques terroristas en su territorio es relativa, porque la amenaza trasciende fronteras y es en el ámbito europeo en el que se deben tomar estas medidas. Las decisiones unilaterales no son lo suficientemente fuertes y disuasorias y no pueden impedir que los terroristas circulen y preparen futuros ataques. Francia, desde los atentados del pasado mes de noviembre, ha puesto en marcha medidas excepcionales, como el control de fronteras o la instalación de arcos de seguridad para los trenes Thalys. Asimismo, ha incorporado un control sistemático para los vuelos que se dirigen a los países fuera de Schengen. Pero si otros países europeos no adoptan estas mismas medidas, su eficacia se reduce. Es a nivel europeo donde hay que actuar. ¡Es urgente! Lleva meses reclamando un mayor control en las fronteras exteriores de la UE; exige la adopción del famoso registro de pasajeros europeo PNR y la consolidación de Schengen. Estas medidas deben ponerse en marcha de manera urgente porque la seguridad de Europa está en juego.
–¿Se han puesto en marcha las medidas necesarias para la seguridad de los pasajeros?
–Se han hecho importantes esfuerzos durante varios años para desarrollar eficaces sistemas de vigilancia de circuito cerrado de televisión. En un informe que realicé con el senador Alain Fouché, proponemos implementar sistemas de protección de vídeo inteligentes y permitir la transmisión de los datos grabados en tiempo real a la Policía, también los que se recogen en las estaciones, para permitir su explotación por un centro de tratamiento rápido.
–¿Hay que aumentar la presencia policial en las principales estaciones de tren y en los aeropuertos?
–La presencia policial es necesaria y debe fortalecerse. El riesgo cero no existe y es un elemento de disuasión que puede evitar que los pasajeros actúen o se convierta en un punto de encuentro. Nos enfrentamos a una amenaza duradera y por ello se deben garantizar todos los efectivos disuasorios. Es necesario aumentar la creación de puestos de trabajo en la Policía y en la Gendarmería, así como reforzar los efectivos del Ejército. La vigilancia de todos los ciudadanos es absolutamente necesaria. No sólo se debe controlar a los usuarios de transporte, sino también a los empleados de las redes de transporte.
–¿Cree que los países europeos deben instalar arcos de seguridad directamente en los vestíbulos de los transportes públicos?
–Éste es un debate que se abre tras los atentados de Bruselas. Controlar a los viajeros desde que entran en los aeropuertos y estaciones de ferrocarril implica la instalación de arcos de seguridad y de escáneres para el equipaje, con el personal que ello conlleva. En las estaciones de tren también se debería impedir el acceso a las persona sque no lleven tarjetas de embarque. Las estaciones deben remodelarse a fondo para la creación de un espacio abierto y otro cerrado en el que esperan los pasajeros que vayan a coger el tren. El aeropuerto de Tel Aviv puso en marcha un dispositivo de este tipo hace treinta años y funciona con éxito. Pero también existen contrapartidas: estas medidas significan que los tiempos de espera van a ser más largos, las colas no serán del todo seguras y esto se puede convertir en un problema. Por no mencionar el coste de tales medidas.
–¿Cómo se puede controlar la seguridad en el metro y los autobuses?
–No es realista intentar transponer el modelo de seguridad aérea en trenes y metros. La principal dificultad se encuentra en la configuración de las estaciones y trenes subterráneos. Además, la instalación de los arcos de seguridad es físicamente imposible y también se alargaría significativamente el tiempo para viajar. Es por eso que creo más sensato reforzar los controles aleatorios que incluyen arcos de seguridad móviles, hacer controles de equipaje, denegar el acceso al tren en los casos en los que los pasajeros se niegen a pasar por estos controles, así como permitir a los agentes de seguridad interna de la SNCF o la RATP que trabajen de paisano.
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