Política

Varadkar asume el poder en Irlanda bajo la crisis del Ulster

May trata de tranquilizar al Sinn Fein ante el pacto con los unionistas.

Los diputados felicitan a Leo Varadkar tras su elección ayer como primer ministro de Irlanda por la Cámara Baja
Los diputados felicitan a Leo Varadkar tras su elección ayer como primer ministro de Irlanda por la Cámara Bajalarazon

May trata de tranquilizar al Sinn Fein ante el pacto con los unionistas.

El líder democristiano de Irlanda Leo Varadkar se ha comprometido a encabezar un Gobierno del «nuevo centrismo europeo», tras convertirse ayer en el primer ministro más joven de la historia de este país y en el primero que se declara abiertamente gay. Varadkar, de 38 años, es hijo de inmigrantes. «El Gobierno que voy a liderar no será de izquierdas o de derechas. Mientras algunos siguen obsesionados con los debates de los años ochenta, yo os aseguró que no haré lo mismo. Nos centraremos en buscar soluciones del siglo XXI y del futuro», dijo Varadkar tras su investidura en la Cámara Baja.

Su Ejecutivo, afirmó, se identificará con el «nuevo centrismo europeo», con el que aspirará a «construir una república de oportunidades» en la que «cada ciudadano recibirá un trato justo» y tendrá «la oportunidad de tener éxito y de compartir la prosperidad entre todos».

Mientras, en Londres, a Theresa May siguen complicándose las cosas. La primera ministra británica no podrá anunciar la formación de un Gobierno hasta la semana que viene y esto trastoca aún más las fechas en las que se debe iniciar las conversaciones con la Unión Europea sobre el Brexit, cuyo comienzo estaba previsto para el lunes.

May ha visto peligrar la situación sobre el pacto con los unionistas de Irlanda del Norte después de que los católicos del Sinn Fein advirtiesen el lunes de que cualquier acuerdo entre el Partido Democrático Unionista (DUP) y los conservadores sería negativo para la región. Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, pidió al resto de formaciones políticas que mostrasen su rechazo ante un posible pacto, ya que este podría trastocar el Acuerdo del Viernes Santo que permitió el fin del conflicto en 1998. Incluso el ex «premier» conservador John Major ha desaconsejado pactar con el DUP porque impediría a Londres ser un interlocutor imparcial entre católicos y protestantes. Ante esta situación, May ha querido adelantarse y ha decidido reunirse hoy con el presidente del Sinn Fein, Michelle O’Neill, y mantendrá conversaciones con los cinco principales partidos políticos de Irlanda del Norte.

Según la cadena BBC, el pacto entre el DUP y la primera ministra británica está consensuado al «95%». Las reuniones entre los «tories» y los unionistas deberían haber continuado ayer, pero se cancelaron debido al incendio en la Grenfell Tower.

Fuentes del DUP han confirmado a la cadena británica que debido a esta «tragedia» las conversaciones sobre el pacto se han «pospuesto» y consideraban «inapropiado» hacer cualquier tipo de declaraciones en un día como el de ayer. Estas mismas fuentes han confirmado que ambas partes están a punto de llegar a un acuerdo, de hecho están terminado los «términos y condiciones» del pacto y este retraso «no pondrá en peligro» lo ha conseguido hasta el momento. En cuanto se confirme el acuerdo, May contará con 328 diputados, lo que garantiza una estrecha mayoría absoluta de dos diputados en el Parlamento para formar Gobierno.

Pero lo que parecía fácil en un primer momento está resultando complicado para la primera ministra británica. Aún no se sabe con seguridad que pedirán los unionistas a cambio de su apoyo, aunque la mayoría de los expertos abogan por que pedirá una compensación económica para Irlanda del Norte, ya que, después de la salida de la UE, la región perderá los fondos europeos que recibe. También el «Brexit duro» de May se verá cuestionado, dado que los norirlandeses no quieren oír hablar de fronteras con la vecina República de Irlanda.

Pero no sólo el pacto está complicando la situación de May. Las presiones sobre la figura de la «premier» y su plan sobre un «Brexit duro» van en aumento, sobre todo desde su propio partido. Ayer, el ex primer ministro David Cameron se unió a otros pesos pesados «tories» para instar a May a que abandone esa idea y abogue por una postura más conciliadora con la UE.