Estados Unidos
Todas las víctimas de Newtown recibieron más de un disparo
Las autoridades del estado de Connecticut dijeron hoy que han obtenido suficientes pruebas para hacerse "una imagen completa"del tiroteo de ayer. Mientras tanto, las víctimas "han sido identificadas por los forenses"pero aún quedan algunos trámites para divulgar sus identidades, afirmó el teniente Paul Vance, de la policía estatal de Connecticut, durante una rueda de prensa en Newtown, la tranquila ciudad que sufrió este viernes una de las peores matanzas de EEUU.
Los investigadores han logrado en la escuela y en la casa del autor (que mató allí a su madre) "pruebas muy buenas"para esbozar "una imagen completa de lo que ocurrió", añadió Vance, aunque rehusó entrar en detalles. El portavoz policial tampoco quiso hablar aún sobre los posibles motivos del autor. Lo que si ha hehco saber Reuters es que todas las víctimas de la matanza fueron disparadas más de una vez.
Vance dijo que una vez que los forenses concluyan una parte burocrática de su tarea, se divulgará una lista oficial con los nombres de todos los fallecidos, incluyendo el pistolero.
El autor ha sido identificado por los medios de comunicación como Adam Lanza, de 20 años, basándose en filtraciones de la policía, aunque no hay una confirmación formal.
Vance insistió a los periodistas en que, una vez que se divulguen los nombres de las víctimas, respeten la "privacidad"de las familias, ya que "están pasando un momento muy difícil", y advirtió de que las autoridades han asignado a un policía estatal para proteger su intimidad.
El portavoz policial indicó que los detectives seguirán trabajando un día o dos en la escuela antes de completar su trabajo. También dijo que la subdirectora de la escuela, la única persona que resultó con heridas, está evolucionando bien y será "clave"en la investigación.
Algunos testigos dijeron que el autor entró en la escuela rompiendo un cristal. Vance explicó que se ha establecido que los empleados de la escuela "no le dejaron entrar voluntariamente", pero tampoco quiso ofrecer más detalles. Sí confirmó que todas las armas que tenía legalmente la madre del autor (dos pistolas y un rifle, todas ellas semiautomáticas) fueron encontradas en la escena de la masacre. Vance explicó que los policías y miembros de los servicios de emergencia que llegaron a la escuela "entraron por varios puntos"en el centro.
Las autoridades han enviado a Newtown un equipo especial de especialistas de un hospital de New Haven, también en el estado de Connecticut, para ayudar a los habitantes de esta ciudad a afrontar el enorme choque emocional que ha supuesto la matanza.
Conforme los agentes e investigadores iban trabajando sobre la brutal masacre, se iban conociendo nuevos datos, como que el autor perpetró la matanza con tres armas semiautomáticas, dos pistolas y un fusil, que el tiroteo fue breve, pues duró escasos minutos, y que ocurrió en un pasillo y dos aulas de la escuela, generando escenas de pánico en un centro con entre 600 y 700 alumnos. El autor realizó aproximadamente un centenar de disparos.
Testimonios
"Oímos muchos golpes y gritos", explicó una niña poco antes de que sus padres se la llevaran a casa. "Un maestro me agarró y me metió en su clase", relató de forma confusa otro pequeño, quien explicó que se oían muchos golpes.
Una maestra, Kaitlin Roig, explicó entre lágrimas a la cadena ABC que se encerró en su clase y bloqueó la puerta con estanterías, tras lo cual pidió a los niños que se quedaran totalmente callados.
La situación, según ha contado numerosos testigos, fue horrible para las víctimas, pero también para los supervivientes. Muchos de los testimonios destacan la eficacia del tirador, que eligió a sus víctimas en dos de las aulas del centro. Mientras continuaba disparando sus armas, otros estudiantes se refugiaban bajo los pupitres o dentro de las taquillas. Los primeros disparos se produjeron en torno a las tres y media de la tarde, hora local. Se dirigió hacia la clase en que su madre, Nancy Lanza, era profesora, que se cree que fue su primera víctima. La directora y la psicóloga del centro fueron también asesinadas.
Disparos a bocajarro
Llama la atención que, entre tantos muertos, apenas haya heridos, y es que según las primeras investigaciones todo hace indicar que el asesino demostró una precisión brutal y que, además, muchos de los disparos los hizo a quemarropa. Las armas utilizadas, una pistola Sig Sauer y una Glock, modelos ambos usados habitualmente por la policía y cuerpos militares, parece que habrían estado legalmente a nombre de su madre. En cuanto al rifle, se trata de un Bushmaster 223 M4, que se puede conseguir usado en numerosas páginas web estadounidenses desde poco más de 700 dólares.
«Los policías vinieron a buscarnos y después nos llevaron a la estación de bomberos. Teníamos que caminar con un compañero», explicó la pequeña Alexis Wasik ante la mirada de los adultos que la rodeaban, estupefactos por la naturalidad con la que la niña relató los hechos. Su padre indicó que «todavía no me puedo creer lo que ha ocurrido». Ayer por la mañana recibió una llamada de teléfono en su trabajo. Le indicaron que había habido un tiroteo en el colegio de Alexis. Pero, por razones de seguridad, le pidieron que no se acercase al colegio de 450 alumnos de primaria hasta que se esclareciesen los hechos. En cambio, este hombre hizo todo lo contrario. Cogió su abrigo y se fue a buscar a su hija. Entonces, «te palpita el corazón. Ha sido la peor llamada que he recibido en mi vida. No sabía qué pensar», explicó el padre de Alexis a un reportero de la televisión local mientras miraba a su hija todavía incrédulo.
Durante su relato en el aparcamiento del colegio, varios padres corrían hacia el colegio con lágrimas en los ojos. Otros salían con sus hijos en brazos. Vanessa Bajraliu, de 9 años, indicó que «la Policía nos llevó fuera del colegio. Nos dijeron que nos diésemos la mano y cerrásemos los ojos. Luego los abrimos cuando ya estábamos fuera», relató la pequeña después de escuchar los disparos. Su hermano Mergim, de 17 años, estaba en su casa cuando oyó los tiros. Primero decidió ir a casa de los vecinos. «Luego oí sirenas», apuntó. Entonces, corrió hacia la escuela de su hermana. Vio a una niña herida, a la que llevaban en brazos. A otra con sangre en la cara. Fue cuando le palpitó más deprisa el corazón. Hasta que de repente encontró a Vanessa y se la llevó fuera del colegio. Richard Wilford también se presentó en la escuela para buscar a su hijo, a pesar de que las autoridades advirtieron que fuesen a la estación de bomberos. Allí, habían sido evacuados a los niños. «¿Qué piensa un padre cuando va al colegio de su hijo donde ha habido un tiroteo? Es el momento más aterrador de la vida de uno. Nadie tiene idea de lo que es hasta que lo vive», reconoció Wilford después de que su hijo Richie, de siete años, le explicase cómo sonaba el ruido de los disparos. Brenndan Murray, de nueve años, recordó que «estábamos en el gimnasio en clase cuando escuchamos muchos 'bang, bang, bang'. Fue entonces cuando los profesores dijeron a Brenndan y sus compañeros que se escondiesen en un armario. Allí estuvieron metidos durante quince minutos hasta que varios agentes de Policía les rescataron.
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