Madrid
David Meca: Añoradas pastillas de espinacas
Nadador. No oculta su apatía ante la comida, pero lo que sí guarda bien en su memoria es el sabor del chicle de sandía.
Nadador. No oculta su apatía ante la comida, pero lo que sí guarda bien en su memoria es el sabor del chicle de sandía.
Selfierrecetra; Ensalada con lo que se tenga en el frigorífico
Ingredientes:
-Lechuga, de diferentes variedades y colores
-Aguacate
-Bonito
-Nueces
-Pasas
-Tomate
-Zanahorias
-Plátano de Canarias
-Naranjas Herminia
Elaboración:
Muy sencilla: mezclar, aliñar y a comer.
David Meca, nuestro nadador que más títulos de resistencia ha batido, es un caso raro en estas páginas «si estoy rodeado de amigos o familia, disfruto de la comida. Aunque confieso que uno de mis sueños de niño era imaginar el futuro –muy espacial y galáctico–, donde alimentarme con pastillas de espinacas, garbanzos con bacalao, hígado y demás alimentos que me obligaban a comer. ¿Se hará realidad mi sueño algún día?».
David come por necesidad y como acto social, pero no por placer, y eso se nota también en sus no indisimuladas habilidades culinarias: «Sinceramente, no he tenido la oportunidad y probablemente tampoco la iniciativa suficiente para interesarme. He vivido muchos años en internados deportivos, con dietistas que se ocupaban de mi alimentación». Todo lo lleva a su terreno de la competición, de ahí que la comida también sea parte de ello: «Conceptualmente, la comida macrobiótica es mi favorita, con cereales y gramíneas como elemento base. En cuanto a influencias culturales, me gusta la comida asiática en general». Y siguiendo su pasión por el agua, como no podía ser menos, pierde el sentido por lo salido de mares y océanos, «por la ventresca de bonito a la plancha. Y si puede ser en tierras asturianas, mejor aún».
Si no le interesa mucho comer, tampoco llenar la despensa es que sea una pasión para Meca, «preferentemente compro por internet. A veces me acerco al mercado que hay frente a mi casa porque me encanta el trato personalizado. Allí suelo comprar cereales, salvado integral de trigo y salvado de avena, también frutas, verduras y hortalizas. Y como capricho, chocolate negro. Mi debilidad es el coulant de chocolate».
No guarda grandes recuerdos en su memoria de sabores, pero sí alguno curioso, «algún guiso casero con guarnición de pisto o menestra, pero lo que es inolvidable para mí es el sabor del chicle de sandía al salir del colegio».
Obviamente, no comparte recetas porque no tiene, ni practica la cocina, de ahí que, cuando recibe en casa, «mis amigos me piden que, por favor, no haga nada, que ya lo traen todo ellos». Para los cocineros «científicos», David tiene una petición: «Me parece ideal lo de los hidrógenos. Solamente les pido que sigan investigando y avanzando hasta conseguir mis soñadas pastillas sustitutivas de la comida. Como deportista, adquirí hábitos nutricionales saludables pautados por especialistas, ya desde niño. Por ello, el azúcar y la sal fueron desterradas de mi dieta desde hace muchos años. En la actualidad, intento evitar lácteos y en su lugar consumo leche de almendra».
Ir con Meca a la compra debe de ser algo parecido a entrar en la NASA: «Me han explicado la codificación que se utiliza en la trazabilidad de algunos alimentos, y creo que es muy útil para hacer la compra. Por ejemplo, intento consumir o comprar los huevos cuyo código comienza por el número “cero”, porque son gallinas libres y alimentadas a base de piensos ecológicos». Y como la comida no le interesa en especial «me adapto al lugar, pero no soy aficionado a almacenar conocimiento al respecto. En Hawái, tras ganar el Campeonato del Mundo, fui con mi familia a un restaurante local y nos dieron ensalada de medusas. Por su textura gelatinosa y su sabor amargo, ninguno de los comensales pudimos terminar la cena».
Mi restaurante favorito
«Restaurante Ramón Freixa, en la calle Claudio Coello de Madrid. Me encanta por su privacidad, innovación y carta fabulosa. Unido a ello, el trato de todo el equipo».
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