Barcelona
Carla Bruni: «Cuando estoy fuera echo de menos a mi hombre»
Ofrecerá dos conciertos en España el próximo enero como parte de la gira promocional de su álbum de versiones, «French Touch», del que Nicolás Sarkozy prefiere la canción «The Winner Takes it All».
ras ofrecer un concierto en Los Ángeles, el mítico productor David Foster –ex esposo de Yolanda Hadid, madre de las «tops» Bella y Gigi– le propuso a Carla Bruni hacer un álbum juntos, a lo que ella accedió encantada. El resultado es «French Touch», una serie de versiones de temas clásicos como «Highway to Hell» y «Enjoy the Silence» transformadas por el toque Bruni, íntimo y melancólico. Previo a su paso por Madrid y Barcelona, donde ofrecerá dos conciertos, la ex primera dama de Francia habla con LA RAZÓN de su música, su matrimonio y la importancia de denunciar el acoso sexual.
–Entiendo que Foster quería hacer un álbum en inglés, pero usted prefirió no escribir en ese idioma.
–Durante años he intentado hacerlo en inglés y no he podido. Así que terminamos realizando versiones, pero las produjimos como si fuesen mis propias canciones.
–¿Cómo logró darles ese «french touch»?
–De una manera muy sencilla y natural, como si estuviese sentada junto a ti en tu casa y te interpretara las canciones. Fue divertido.
–¿Cuál es su favorita del álbum? ¿Y la de su esposo?
–Es difícil elegir. De hecho, hay otras diez o veinte que también me encantan y que no incluí en el álbum. Quizá porque algunas de ellas... era como si nadie las pudiera cambiar. Traté de elegir las que sí podía transformar, como si las convirtiéramos en otras personas. Mi preferida quizá sea «Moon River». La de mi esposo es la de ABBA, «The Winner Takes It All».
–¿Se lleva consigo a su hija Giulia cuando sale de gira?
–Sí, algunas veces, durante las vacaciones, porque ya va al colegio. Cuando estoy fuera la echo de menos, pero también a mi hijo Aurélien y a mi hombre.
–¿No va su esposo con usted en alguna ocasión? En ese caso, ¿quién cuida de los niños?
–Algunas veces sí viene conmigo. Giulia tiene una niñera y mi hijo ya tiene 16 años, es grande. De todos modos, hago giras pequeñas, de diez días al mes, para no estar lejos durante demasiado tiempo.
–¿Diría que su esposo la apoya mucho en su faceta de artista?
–Sí, muchísimo. Nos apoyamos en nuestros respectivos trabajos. Pero eso es lo que se supone que debe suceder en un matrimonio, ¿no?
–Lo sabrá usted, que parece tener uno perfecto, ¿cuál es la receta?
–No sé si depende de una receta, creo que depende más de la suerte. Hemos tenido la suerte de conocernos. Claro que estoy haciendo lo mejor que puedo y él también. Es una relación que no requiere de esfuerzo, aunque alguien siempre tiene que ceder, pero nos llevamos muy bien. Estamos muy enamorados, pero también somos buenos amigos. Eso es importante.
–Sus padres eran músicos y le enseñaron a tocar varios instrumentos desde pequeña. ¿Ha hecho lo mismo con sus hijos?
–Giulia es muy pequeña, pero mi hijo antes tocaba piano y guitarra y aunque le encantaba, cuando cumplió diez años me dijo que quería estudiar ciencias. Yo le dejo hacer lo que quiera, es su vida.
–¿Canta en la cocina, en la ducha, o solo lo reserva para el escenario?
–Canto todo el tiempo, aunque no exactamente en la ducha (risas). Me fascina cantar, hay una canción para cada situación. Así que soy ambas cosas, cantante del día a día y cantante profesional.
–De todas las personas que conoció durante su etapa como primera dama, ¿a quién recuerda con especial afecto?
–Cada momento fue excepcional, pero tendría que elegir el haber conocido a Nelson Mandela. Pasamos la mañana en la isla donde estuvo preso y al final del día fuimos a su casa, donde estuvimos con él y su esposa, una persona fantástica. Fue un ser humano tan bueno.
–Hace poco volvió a desfilar como homenaje a Gianni Versace. Le habrá traído muchos recuerdos, ¿alguno que quiera destacar?
–Gianni era como un padre para nosotras. Fue un «shock» cuando le asesinaron. Él me contrató cuando yo aún casi no había trabajado, apenas tenía fotos en mi «book». El día que le conocí entré al estudio y él dijo, en italiano: «Me gusta esta chica». Y yo le contesté: «¡Soy italiana, soy italiana!», porque no quería que hablara sobre mí como si yo no pudiera entenderle, ¿sabes lo vergonzoso que eso puede ser? (risas). Además, Gianni ayudó a crear una imagen muy poderosa de la mujer. No quería que fuéramos víctimas.
–El nivel de acoso en las industrias del cine y el modelaje ha quedado en evidencia recientemente, ¿le tocó vivir algo por el estilo?
–Quizá haya tenido suerte, pero nunca me he enfrentado a algo así. Es bueno que esto esté saliendo a la luz, porque muchas mujeres se sienten culpables, y es tan injusto que además de que han abusado de ellas se sientan culpables al respecto... Si una famosa dice estas cosas en la televisión, quizá una anónima que está en una situación similar sienta que puede luchar contra ello y denunciarlo. No van a desaparecer los pervertidos y depredadores, pero creo que esto dará la fuerza necesaria a las mujeres para luchar. Y creará conciencia del problema, porque hay muchas jóvenes que no saben que esto les puede suceder.
–Ha dicho que la imagen que se tiene de usted no se corresponde con la realidad, ¿cómo describiría a la verdadera Carla Bruni?
–Como una persona feliz y solitaria, porque me gusta mucho la soledad. También el secretismo y el misterio. Y aunque por alguna razón nadie nunca ha creído que esto sea cierto, soy tímida. A veces, cuando las personas son famosas, la luz que brilla sobre ellas no las muestra como son verdaderamente. Yo siempre quise ser famosa, pero también soy muy tímida. Es una contradicción. Pero hay espacio para eso, la contradicción está permitida (risas).
–Su cuenta de Instagram muestra facetas de su vida más allá de la profesional. ¿Es una manera de ajustar esa luz, de retomar el poder sobre su imagen?
–Me lo tomo como si fuera un álbum de fotos personal que abro para ti cuando vienes de visita a mi casa. Es directo e íntimo, eso me gusta. Además, puedes dar consejos y hasta ser un poco gracioso. Es mi red social favorita. Y no utilizo Twitter para nada, es demasiado político.
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