Isabel II del Reino Unido

Isabel II: «Alguien debió de engrasar los frenos del coche de diana»

Es la frase que pronunció la reina al conocer la muerte de la princesa de Gales y que recoge un nuevo libro sobre la «fría monarca»

Isabel II: «Alguien debió de engrasar los frenos del coche de diana»
Isabel II: «Alguien debió de engrasar los frenos del coche de diana»larazon

Es la frase que pronunció la reina al conocer la muerte de la princesa de Gales y que recoge un nuevo libro sobre la «fría monarca»

El aperitivo que Ingrid Seward, periodista especializada en la casa real británica, presentó ayer sobre su último libro, «El discurso de la reina. Un retrato íntimo en sus propias palabras», ha dejado a los ingleses tan desconcertados como caninos, ávidos de más información. «¿Diana ha tenido un accidente? Han debido de engrasar los frenos». Apenas una frase, la pronunciada por Isabel II tras conocer la muerte de Diana de Gales, que hace que los rígidos labios superiores de sus compatriotas se arqueen para preguntar entre pinta y pinta a qué se referiría entonces su monarca.

La escritora rompe más de una lanza en favor de la titular de la corona y si mantiene la intensidad de estas declaraciones a lo largo de sus páginas, la biografía de Seward se adivina como el próximo «best seller»de su tierra. Además, su publicación, programada para el 27 de agosto, coincidirá prácticamente con la celebración de la efeméride que hará de Isabel II la monarca más longeva de la historia de su país al superar a la reina Victoria. Será el 9 de septiembre, cuando sobrepase los 63 años y 7 meses que su antepasada permaneció en el trono.

«Cuando los mensajes de que la princesa Diana había sufrido un accidente de tráfico muy grave se empezaron a filtrar desde París, la reina no podía creer lo que estaba oyendo», comienza a relatar la periodista en un texto exclusivo que firmó ayer para el diario inglés «Daily Mail». La familia real creía al principio que, aunque el choque en el túnel del Pont de l’Alma había sido serio, Diana no había muerto, según descubre Seward, aunque, cuando finalmente se confirmó la noticia, «un testigo que estuvo presente asegura que Isabel II dijo conmocionada en voz alta: “Alguien ha debido de engrasar los frenos”», revela.

A pesar de que es éste el titular que revolucionó los portales digitales de la Prensa británica, Seward dedica el resto de sus esfuerzos a reivindicar en el artículo los numerosos intentos que hizo la reina para ganarse la confianza de Diana y protegerla de la presión de los medios: «Llegó a reunirse con los editores que cubrían la casa real para que bajasen el ritmo.“Ella no es como nosotros. Es muy joven”, argumentaba la regente».

La periodista recuerda el episodio del bautizo del príncipe Guillermo. La celebración coincidió con el cumpleaños de la reina madre y Diana sintió que era ésta y no su niño la que recibía la atención. Se sintió «totalmente excluida» y dos años más tarde, con el nacimiento de su segundo hijo, llegó a declarar que «no estaba hecha para la línea sucesoria». «Posteriormente, la reina se culparía por no haber visto la tensión que atravesaba el matrimonio de Gales. Sabía que no era una madre cercana: como otras aristócratas de su generación delegó una gran parte del cuidado de sus hijos a las niñeras y a su propia madre», escribe Seward.

Pero no es la única experta que asegura que la reina hizo un esfuerzo para integrar a la princesa de Gales en su nueva realidad. «Nos hemos olvidado de que una de las más firmes defensoras en la corta vida de Diana fue Isabel II», asegura Robert Lacey. Y con motivos, pues la monarca se despertaba con rumores cada día más frecuentes de la relación de su hijo Carlos con una mujer casada, Camilla Parker Bowles, hoy duquesa de Cornualles. La situación adquirió un cariz preocupante cuando en 1980, durante una visita oficial a Zimbabwe, su primogénito se puso a hacer manitas con su amante durante una cena de gala.

Así, la llegada de la joven Diana fue un verdadero alivio para Isabel II, aunque esta última tuvo que lidiar pronto con los desplantes de la joven, que había descubierto en su luna de miel el «affair» que su marido mantenía con Camilla y cuya personalidad, más dispersa y soñadora, chocaba con la practicidad de la regente. «La princesa se quedó sin temas sobre los que conversar con su suegra. Lógicamente nerviosa, no quería comer a solas con “Brenda” (el apodo que utilizaba la joven para referirse a Isabel) y se inventaba excusas y amigos imaginarios para evitar las invitaciones», recuerda Seward. La reina siempre intentó dejar claro que apreciaba a Diana por quien era como persona y no por ser simplemente la mujer del futuro jefe de Estado de Reino Unido.

El jarrón definitivo de agua fría, cita esta experta, fue la publicación del libro de Andrew Morton sobre la princesa, un volumen que contó con la participación activa de esta última, pues dio la bendición a amigos y familiares para hablar con el periodista. Las miserias de su matrimonio se hicieron públicas y las cuerdas que unían a la joven con su familia política se tensaron hasta casi romperse en Ascot, cuando el príncipe Philip la desairó frente a los grandes nombres de la sociedad inglesa. Diana salió llorando del encuentro y la reina, más fría y diplomática, decidió dar un plazo de seis meses para que los ánimos se templaran, «pero de nuevo, había fallado a la hora de entender por qué la princesa se comportaba de esa forma tan errática y provocativa», rememora Seward.

Los episodios se sucedían hasta el punto de que Carlos, agotada la paciencia, llamó a su madre un fin de semana que Diana se había llevado a sus hijos y exclamó: «¿Pero no te das cuenta? Está loca, loca y loca». En 1992, por fin llegó el divorcio. «Os daréis cuenta al final de que es lo mejor», acabó por reconocer Isabel II a sus allegados. Aunque los escándalos que llegaron con la dulce Diana a Buckinham Palace no habían terminado.

Las fotos inéditas de la boda

A poco de cumplirse 18 años de la muerte de la princesa de Gales (el 31 de agosto), las 14 imágenes inéditas de su boda con el príncipe Carlos han emocionado estos días a los británicos al ocupar las portadas de los principales rotativos. En las instantáneas se puede ver a una joven Diana consolando a una de sus damas de honor después de que ésta se tropezase o a los diseñadores de su vestido acicalando el velo para las fotos oficiales. Las fotografías se subastarán el 28 de septiembre en Estados Unidos y podrían alcanzar un precio total de 15.500 euros.