Casas reales
La boda gay que eclipsará a la de Harry y Megan
El primo de la reina Isabel dará el «sí, quiero» este verano a su novio, James Coyle, protagonizando así el primer enlace homosexual de la familia real británica: «Habrá un queso en lugar de la tarta», aseguran los prometidos, que han conseguido ensombrecer a la mediática boda de los duques de Sussex.
El primo de la reina Isabel dará el «sí, quiero» este verano a su novio, James Coyle, protagonizando así el primer enlace homosexual de la familia real británica: «Habrá un queso en lugar de la tarta», aseguran los prometidos, que han conseguido ensombrecer a la mediática boda de los duques de Sussex.
Hubo un tiempo en el que Bukingham Palace obligó a Eduardo VIII a abdicar y exiliarse por enamorarse de una americana divorciada. Hubo un tiempo en el que ni siquiera a la hermana de la reina Isabel II se le permitió casarse con un hombre que había contraído matrimonio previamente. Pero las cosas han cambiado. Y mucho. La Casa de Windsor, que representa a la monarquía más antigua de Europa, se ha modernizado. El que será futuro monarca, Carlos, está casado en segundas nupcias con su eterna amante. Y su hijo, el príncipe Harry, ha causado sensación dándose el «sí, quiero» con una actriz mestiza y separada en una boda con coro gospel y un cura que, rompiendo el protocolo, llamó a los novios «hermano y hermana». Pero la respetada institución –que goza ahora de más popularidad que nunca– dará un paso más este verano anotándose un tanto histórico con la primera boda homosexual de la monarquía británica.
Lord Ivar Mountbatten, primo de la reina Isabel e hijo del tercer marqués de Milford Haven, contraerá nupcias con James Coyle, director de servicios aéreos, en lo que será una unión civil sin precedentes. A la fiesta que se celebrará en honor de los novios acudirán 120 amigos y familiares. No asistirá nadie de la familia real más próxima a Isabel II. Lord Ivar es íntimo amigo del príncipe Eduardo, hijo menor de la monarca. Ambos son padrinos de sus respectivos hijos. Sin embargo, la agenda oficial de los condes de Wessex no les permitirá asistir a este episodio histórico. «Sofía y Eduardo conocen nuestros planes y están muy emocionados por nosotros. Lamentablemente, no podrán asistir a nuestro día, ya que sus agendas se organizan con meses de antelación, pero adoran a James. Todo el mundo lo adora», explica el Lord.
El primo de la reina conoció a su prometido hace dos años en la estación de esquí suiza de Verbier. En aquel momento, salió del armario mediáticamente. Pero no fue su primera relación homosexual. Cuando era joven, tuvo una con otro hombre en Venezuela en la que se sintió muy cómodo, pero debió reprimirse y esconderla a su regreso a Inglaterra para hacerse cargo de la gestión de la finca Moyns Park en Steeple Bumpstead, condado de Essex, cercano a Londres.
Ni esmoquin ni cisnes
La boda con su ex mujer, Penny, tuvo lugar cuando regresó como terrateniente, aunque él cuenta que nunca se sintió «completamente cómodo» en su matrimonio ni quiso engañarla. Penny se hizo cargo de la situación y la pareja se divorció amistosamente. «Cuando conocí a James me di cuenta de que era la persona con la que quería compartir el resto de mi vida. Mis hijas, que son de otra generación, lo entendieron enseguida», explica Ivar.
El enlace tendrá lugar en una capilla privada en Devon, condado cerca de Cornualles. Les puede casar una autoridad civil, pero no un cura, a no ser que sea de la iglesia Unitarian and Free Christian, que sí admiten los matrimonios del mismo género, aunque está fuera de la tradición anglicana. Será este mismo verano, aunque no han confirmado la fecha exacta. Los invitados presenciarán una ceremonia íntima y posteriormente habrá un recepción con amigos. El lord explica que quiere regalarle un día especial a su prometido porque «no tuvo la vida fácil y cómoda que yo pude vivir afortunadamente». En cualquier caso, no habrá dos muñecos vestidos de esmoquin en el pastel, ni cisnes blancos: «Habrá un queso en lugar de la tarta», afirman los novios entre risas.
Debido a la condición nobiliaria de Ivar, el enlace es catalogado como «mixto», al igual que pasó con Meghan y el príncipe Harry, y en su día con Catalina y Guillermo. Ellas no tenían título previo, pero nada más salir de la iglesia se convirtieron en condesas. Sin embargo, el futuro marido del primo de la reina no tendrá los mismos derechos, al menos, por ahora.
Cuando Ivar Mountbatten se casó con su mujer, ésta se convirtió automáticamente en lady. Pero los títulos hereditarios que se transmiten aún no prevén matrimonios homosexuales. Todo podría cambiar si el proyecto de Ley de Igualdad que fue presentado en 2013 llega a buen puerto. En ese caso, los «socios civiles» sí podrían utilizar títulos honoríficos equivalentes a los que se habilitan para las esposas, por lo que el futuro marido de Ivar también se convertiría en lord. Sería, sin duda, el broche perfecto para un enlace histórico con el que Bukingham Palace se adapta a los nuevos tiempos.
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