Gente

Muere Oliver Hoare, la «obsesión» de Lady Di

Conocido como el coleccionista de arte de la «socialité», acaparó portadas en los 90 por su presunto (e intenso) idilio con la princesa de Gales.

Foto: Gtres
Foto: Gtreslarazon

Conocido como el coleccionista de arte de la «socialité», acaparó portadas en los 90 por su presunto (e intenso) idilio con la princesa de Gales.

La prensa británica se hace eco hoy de la muerte de Oliver Hoare, referido experto de arte islámico aunque más conocido por su presunto idilio con la princesa Diana a comienzos de los años 90. El galerista ha fallecido en su casa de Francia a los 73 años, víctima de un cáncer. Su partida no ha pasado desapercibida para los medios, que no han tardado en rescatar su relación con Lady Di, que acaparó portadas en la pasada década, cuando protagonizó la mediática historia de amor del coleccionista bohemio y la princesa rebelde. El «morbo» estaba asegurado. Así lo reflejan las publicaciones de la época, que llegaron a narrar sus encuentros nocturnos en Kensington. En uno de ellos el personal de seguridad de palacio habría encontrado a Hoare, 16 años mayor que Diana, semidesnudo y escondido en el jardín tras un encuentro furtivo con la princesa. En otras ocasiones pasaban la noche juntos y a la mañana siguiente salía de palacio escondido en el maletero de un coche.

Sin conocer el grado de ficción de esta realidad, lo cierto es que Diana reconoció este romance en una entrevista televisada en 1995, en la que confesó que «durante un periodo de seis a nueve meses le solía llamar por teléfono, aunque no de manera compulsiva». Fue su respuesta ante las informaciones que aseguraban que, tras un enfriamiento de su relación, ella se obsesionó con él hasta el punto de que lo acosaba con incesantes llamadas anónimas. Hoare lo denunció y la policía reveló que hasta 300 procedían del móvil de la princesa.

Por aquellos años Diana ya tenía problemas en su matrimonio con Carlos. Dicen que encontró una vía de escape en el galerista, al que ofreció dejarlo todo y mudarse juntos a Italia. Él, no queriendo separarse de su mujer e hijas, no accedió y fue entonces cuando decidió distanciarse de «la reina de corazones», algo que ella le costó aceptar.

Pero antes que a Diana, Hoare, que trabajaba para la famosa casa de subastas Christie’s, conocía al príncipe Carlos, a quien le unía una estrecha amistad desde que se encontraran por primera vez en las carreras de Ascot, en 1984. Curiosamente, al tiempo que la prensa aireaba la historia de Lady Di con el coleccionista, se publicaron fotos del heredero desnudo en la casa de la suegra de Hoare. Los rumores sobre una relación con la esposa de su amigo fueron inminentes. Que fuera una venganza o un simple lío de faldas (uno más en la prolífica corona británica) nunca lo sabremos... o quizá sí.