Francia
Olivia Grégoire: La mujer de Macron que conquistó a Valls
El nombre de la diputada de En Marcha saltó a los titulares poco después de que el ex primer ministro anunciara su separación de Anne Gravoin
El nombre de la diputada de En Marcha saltó a los titulares poco después de que el ex primer ministro anunciara su separación de Anne Gravoin.
Manuel Valls necesita de manera desesperada existir políticamente y para ello no duda en utilizar su vida privada si ello le permite que hablen de él. El político de origen catalán llevaba doce años de vida común con la violinista Anne Gravoin, la mujer que le ha acompañado en sus mayores éxitos políticos hasta el Palacio de Matignon, donde vivió en tanto que primer ministro de Francia. Pero la pareja ha puesto fin a su relación, y Manuel Valls ha contactado con la revista «Paris Match» para anunciar la noticia: «Pasa una página tras doce bellos años de vida común», explica a la publicación el antiguo jefe de Gobierno de Francia. Eso sí, añade que no hará «ningún otro comentario sobre este tema» y pide al mismo tiempo «el respeto a la vida privada de cada uno».
Pero, a rey muerto, rey depuesto. Horas después de publicar la noticia, Valls hacía otra confidencia a «Paris Match» en la que confirmaba el nombre de la mujer que ha sustituido rápidamente a Gravoin en su corazón: Olivia Grégoire.
Dieciséis años más joven
Grégoire es una diputada francesa. En septiembre cumplirá 40 años, tiene dieciséis menos que su nueva pareja. Hasta ahora era prácticamente una desconocida en Francia. Pero desde el pasado mes de junio su imagen sale de vez en cuando en la prensa porque ganó su escaño de diputada en la última hornada legislativa, de la mano de Emmanuel Macron. «L’Obs» realizó un retrato de la joven diputada tras hacerse con una circunscripción regentada tradicionalmente por la derecha, el distrito 15 de París. Según el semanario, Grégoire está «como pez en el agua» dentro de la galaxia macronista. Y, como la mayoría de ellos, es «joven y dinámica». Además, parece estar convencida de que el partido le dio esa circunscripción precisamente porque la tarea de ganarla era imposible, pero, «yo soy un Jack Russell y un buldócer. No abandono jamás», confiaba la nueva diputada a «L’Obs». Y así fue, arrebató sin problemas el escaño a los conservadores.
Nieta de costurera
Olivia Grégoire trabajó en diversas empresas de comunicación y marketing antes de crear la suya propia (Olicare), pero nunca ha estado lejos de la política. Con sólo 24 años fue encargada de misión bajo el gobierno del primer ministro de entonces, Jean-Pierre Raffarin. Y unos años más tarde colaboró con el ministro de Asuntos Sociales, Xavier Bertrand. En el primer caso, bajo la presidencia de Jacques Chirac, en el segundo, bajo la de Nicolas Sarkozy.
Pero nada le ha sido regalado: «Sé lo que es el paro, la magistratura del trabajo, yo he creado mi empresa», afirma Grégoire, mientras asegura que a estas alturas no está dispuesta a ponerse a las órdenes de nadie.
En la Asamblea no ha pasado desapercibida, con su voz grave ha puesto en su sitio a uno de los líderes de La Francia Insumisa que acusaba a los diputados de la mayoría de no preocuparse de la suerte de quienes tienen salarios bajos. «Sería oportuno que fuera usted un poco más respetuoso», dijo entonces a François Ruffin, «porque no tiene de qué darnos ninguna lección sobre nuestro origen social, empezando por mí, que soy nieta de costurera», concluyó bajo el aplauso de los diputados presentes en el hemiciclo.
Por otra parte, no se sabe cuándo comenzó la relación entre Valls y Grégoire, pero desde hace un tiempo se echan flores el uno al otro a través de los medios de comunicación: «Diputada con talento», «Diputado encantador»... En solo unos meses, Manuel Valls ha cambiado de partido y de mujer. En junio del año pasado, anunció que dejaba el Partido Socialista para convertirse en un diputado «aparentado» a La República en Marcha, pero sin pertenecer a la formación creada por Emmanuel Macron. Pocos días antes, Valls había ganado el escaño por los pelos, con tan solo 42 votos más que su contrincante, la representante de la Francia Insumisa, Farida Amrani.
Un futuro fuera de Francia
Para Valls, que aspiraba a convertirse en el actual presidente de la República, ha sido un periodo difícil. Primero fue derrotado en las primarias socialistas. Despechado, hizo todo lo que estuvo a su alcance para evitar apoyar al que se había impuesto como candidato de los socialistas a las presidenciales. Después se presentó a las elecciones legislativas como candidato de La República en Marcha, pero desde el partido de Macron le dijeron que no, aunque luego, una vez elegido diputado, le aceptaron como compañero de viaje en esta legislatura. Sin duda, el encuentro con Olivia Grégoire debe estar ayudándole a superar este largo purgatorio. Cuando en noviembre preguntaron a Grégoire qué tal le iba a su colega, ésta aseguró que estaba bien integrado con el resto del partido, y añadió una frase que hoy podría cobrar otro sentido: «Lo que se ve desde el exterior no es lo que yo vivo al interior. Manuel Valls va muy bien».
Aunque quizá tengan que seguir su vida fuera de Francia. Aquí, el futuro de Valls en el ámbito político aparece lleno de nubarrones, pero acaba de salir el sol gracias a la propuesta que le ha hecho Ciudadanos de presentarse para alcalde de Barcelona. La idea no le parece incongruente, se lo va a pensar.
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