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¿Quién quiere matar a Michael Douglas?
¿Tras un cáncer, una separación, la bipolaridad de ella o un hijo en la cárcel, la estabilidad de los Douglas no vende?
Las especulaciones en Hollywood suelen ser perniciosas. Colocar al actor al borde de la muerte y a su mujer, Catherine Zeta-Jones, devastada, ha quedado en una burda fabricación de un medio de dudosa reputación.
Los rumores en Hollywood suelen ser perniciosos y malintencionados. Es cierto que muchas veces cristalizan en lo que pregonan, pero cuando yerran, igual dejan el daño y la mala reputación. Esta vez le ha tocado el turno a Michael Douglas, a quien internet ha dado por muerto, hablando de una recaída en el proceso del cáncer de garganta que ya padeció en 2009. Parece, por el silencio de la familia y la aparente normalidad de sus últimas apariciones en público, que es una burda fabricación de un medio de reputación tan dudosa como «The National Enquirer». Ellos fueron los que dieron la exclusiva en portada citando fuentes anónimas sobre el presunto final inminente del actor y lo devastada que estaba su mujer, la actriz Catherine Zeta-Jones.
Cáncer superado
Aseguraban que el cáncer había regresado y que los diagnósticos médicos le daban unas pocas semanas más de vida. «Su mujer se está preparando para el capítulo final», decían, vendiendo en portada una historia en página interiores con todos los detalles sobre la tristeza que estaba azotando el hogar de la famosa pareja. Contaban incluso que se estaba quedando ciego. La historia, sin fundamento alguno, fue replicada por otros medios sensacionalistas y a raíz de eso comenzó a correr como la pólvora por las redes sociales y despertando preocupación en su entorno. Sin embargo, la aparición pública de Douglas indica que está bien y que de momento no tiene intenciones de decir adiós de forma prematura.
La propia víctima de toda la fabricación se ha encargado de desmentirlo en una entrevista concedida en exclusiva al portal Hollywoodlife.com, en la que asegura que su vida no corre peligro. «Estoy libre de cáncer desde hace cinco años», indicó. «Y eso normalmente significa que ya todo se ha acabado».
Es un alivio considerable después de que le comunicara al mundo en agosto de 2010 que padecía un cáncer de garganta –después resultó haberle afectado a la lengua– y que estaba en un estado muy avanzado. Se sometió a los tratamientos de radioterapia y quimioterapia y consiguió sacarlo adelante, pese a los indudables efectos que tuvo sobre su aspecto físico.
Douglas atribuyó su mal a una combinación de factores, incluyendo el estrés, los excesos con el alcohol y sus años como fumador, factores que parece haber dejado atrás, más centrado que nunca en su salud y su familia. «Ahora la salud es mi prioridad» continuó. «Hago mucho ejercicio, regulo lo que como, cuánto alcohol bebo y toda esa serie de cosas».
Douglas no sólo ha desmentido que no se está muriendo sino que también ha dejado patente que su matrimonio con Catherine Zeta-Jones no se está cayendo a pedazos. Y, para ello, no ha tenido que recurrir a las palabras sino a una táctica mucho más contundente: a unas fotos durante unas vacaciones distribuidas por las redes sociales. No hay nada más efectivo hoy en día.
En realidad, fue su mujer la que colgó unas imágenes en su cuenta de Instagram presumiendo de marido y de escapada a esquiar en uno de los mejores puntos de la geografía americana: Aspen. Zeta-Jones, de 46 años, le recordó a sus miles de seguidores que ya han pasado 16 años desde que su marido le propuso matrimonio en ese mismo lugar, rodeada de montañas rocosas y de nieve. También compartió una instantánea en pleno descenso y presumiendo de atuendo. «Me encantan estas condiciones y mis pantalones de ski Pucci», escribió acompañando la imagen y generando 44 comentarios en pocas horas. Es la señal de que no sólo no parece haber rastros de enfermedad, sino que la crisis amorosa que tuvieron hace unos años parece superada.
Eso sucedió en 2013, con una breve separación incluida que hizo el proceso del cáncer de garganta del actor aún más complicado. Fueron momentos duros que parecen haber dejado atrás y que les han ayudado a recapacitar sobre lo que significa el matrimonio. Douglas, de 71 años, dijo en una entrevista durante una entrega de premios, que hay que ir paso a paso. «Catherine me recuerda, y tengo que reconocerlo, que todos hacemos más esfuerzos con extraños que con la gente que tenemos más cerca», como una especie de reproche por los momentos en los que se fueron alejando. «Creo que el amor, sin ponerme demasiado cursi, significa alimentarse el uno al otro, trabajar en las relaciones, en un buen sustento, buena comida, buenos niños, en esa clase de combinación».
Ella, por su parte, se sumó al reportaje de «Hollywoodlife» indicando que su marido es una buena imagen comercial para AARP, la asociación para personas mayores de 50 años, «porque está en forma de cuerpo, mente y alma. Y creo que eso es longevidad, en esas mismas claves».
También les ha ayudado el trabajo a mantenerse, acostumbrados los dos –especialmente él– a estar en la cresta de la ola. Desde 2010, Douglas ha sido parte de siete largometrajes, incluyendo la segunda parte de «Wall Street», la cinta con la que logró el Oscar a mejor actor en 1988. El año pasado participó en el rodaje de «Unlocked», un thriller junto a Noomi Rapace, Orlando Bloom y John Malkovich que está en proceso de posproducción. En cuanto a ella, está rodando «The Godmother», como protagonista junto a la colombiana Catalina Sandino, y ha sido parte de una comedia de guerra, «Dad’s Army», dirigida por Oliver Parker.
Mujeres jóvenes
¿El otro consejo de Douglas para mantenerse joven? «Casarse con alguien mucho más joven que tú», apuntaba con una sonrisa, algo que pudo hacer realidad en dos ocasiones. Primero fue su enlace con Diandra Luker, la hija de un diplomático austríaco a la que le sacaba 13 años de diferencia. El actor y reconocido mujeriego tenía 32 años en 1977 cuando dio el sí quiero, y ella tan solo 19 años. Tuvieron un único hijo, Cameron Douglas, que ha sido una enorme fuente de problemas para su padre por su adicción a las drogas y su paso por la cárcel.
En 1995 se presentó la petición de divorcio, y cuatro años más tarde comenzó a salir con la que todavía es su mujer. Con ella fue aún más lejos, puesto que la diferencia de edad es de 25 años, nacidos ambos un 25 de septiembre. Eso no fue un impedimento para que él le dijera que quería ser el padre de sus hijos, y así fue. Ahora tienen dos hijos, Dylan Michael, nacido en agosto de 2000, y Carys Zeta, en abril de 2003. Ellos son una de las claves para que se hayan mantenido tanto tiempo juntos. Y lo que les queda, pese a los inevitables rumores que siempre han sobrevolado sus cabezas.
Papá Kirk, el eterno
Lo suyo es que el padre se vaya antes que el hijo, pese a los rumores que parecían indicar que Kirk le ganaría la partida a su descendiente más célebre. De momento, no parece que vaya a ser así, con la naturaleza siguiendo su curso. Hay que reconocer, sin embargo, que el mítico protagonista de «Espartaco» se lo está poniendo difícil a sus hijos. Si nada se tuerce, el próximo 9 de diciembre llegará a los 100 años, una cota que muy pocos en Hollywood han alcanzado. Será un homenaje por todo lo alto para un hombre que ya está en muy malas condiciones físicas, pero que aún conserva la lucidez mental. El susto más importante llegó en enero de 1996, cuando sufrió un ataque al corazón que le afectó al habla. Recurrió a la terapia, pero nunca pudo ser el mismo. A falta de palabra, el viejo Douglas se refugió en los blogs, convertido en el más longevo –y en una celebridad– en estar metido en semejante faena, de acuerdo al libro Guiness de los Records. Genio y figura hasta la sepultura.
Cameron, el convicto de la saga
Además del cáncer, los momentos más duros en la vida de Michael Douglas han tenido que ver con su hijo Cameron. Aunque en su perfil de Wikipedia figura como actor americano, en realidad su carrera se ha distinguido más por su relación con las drogas que por su carrera interpretativa. Aún hoy permanece entre rejas, una situación que no ha cambiado desde que fue sentenciado a cinco años por posesión y distribución de drogas. Su relación ha sido intensa con la cocaína y la heroína, alargando su condena 4 años y medio más por distribuirlas dentro de la cárcel. Su padre se echó parte de la culpa del fracaso de su hijo, aunque aún confía en verlo libre algún día –saldrá de la cárcel en 2018, si no comete más delitos–, si bien es verdad que se alegra de su ingreso en prisión porque si seguía campando a sus anchas estaba convencido de que las drogas le iban a matar. «Ahora tiene la oportunidad de empezar una vida nueva y lo sabe», indicó entonces.
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