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Maspalomas: Lorenzo Caprile, un mes de desconexión

Se fue a Canarias para llevar una vida saludable y romper con un año complicado en lo laboral y lo emocional

Lorenzo, junto a los participantes del concurso Míster Maspalomas, celebrado en el hotel AxelBeach Maspalomas
Lorenzo, junto a los participantes del concurso Míster Maspalomas, celebrado en el hotel AxelBeach Maspalomaslarazon

Se fue a Canarias para llevar una vida saludable y romper con un año complicado en lo laboral y lo emocional.

Suele definirse como modista y reivindica el término, aunque a algunos les suene raro. Es correcto, que nadie se equivoque. En plena batalla de géneros lingüísticos, modista es «la persona que se dedica a hacer prendas de vestir o a crear modas o modelos de ropa», según la RAE. En su caso, el significado del concepto adquiere una dimensión especial por su trayectoria profesional. Ha vestido a la Reina, a las Infantas, a infinidad de aristócratas y, siempre, a toda mujer que quiera acercarse a su taller porque sueñe con vestir un Caprile. Muy ligado a los medios de comunicación, con los que colabora habitualmente, sobre todo en prensa escrita, hace unos meses pegaba el pelotazo en TVE como miembro del jurado del «talent show» «Maestros de la costura».

Pero el camino no es fácil para nadie y el viaje que nos cuenta, lo demuestra. «Fue en 2015. Había tenido el típico año muy movido a nivel profesional y personal, había sido todo raro, con más bajos que altos, y necesitaba estar en un sitio solo, donde me cuidaran bien y estar a gusto. Como en Gran Canaria es todo tan tranquilo, elegí ese destino, que me permitía estar sin sentimiento de culpa por no hacer nada y desconectar. A eso fui. Tanto la directora del hotel AxelBeach Maspalomas (@MDZmanagement), Mireia Pérez, como el jefe de la cadena, Juan Juliá, son muy amigos míos y me cuidaron mucho. ¡Me fui un mes! Mi plan era muy relajado. Tomar el sol, ir al gimnasio y dieta. Y al ir solo, también me permitió conocer a mucha gente y hacer algo de vida social diferente a la que hago en Madrid. Me lo pasé muy bien, fue diversión pura y dura, y me cuidé mucho. Contraté al entrenador personal que tenían en el hotel, que era majísimo, y hacía ejercicio una hora todos los días. Volví nuevo.

Necesitaba sentirme guapo, querido, mimado, y allí lo conseguí todo». Y, de paso, conoció a un ejército de modelos, a juzgar por la foto. «Pues dio la casualidad de que durante mi estancia se celebró una fiesta en la que elegían a Míster Maspalomas. Y como estaban todos los participantes haciéndose fotos, le dije a la directora: ''Anda, Mireia, déjame hacerme una fotito con todos estos guapazos'', y me dejó. Ahí quedó para el recuerdo. Lo pasé genial». Cuenta que se siente tan bien en ese hotel que incluso tienen allí una maleta suya con cuatro básicos para que se pueda subir a un avión cuando quiera sin necesidad de organizar nada. Lujo. Pero lejos, muy lejos de España, tiene un destino soñado: «Tengo muchísimas ganas de ir a visitar a mis sobrinos, que viven en Camboya. Mi hermana tiene una ONG que opera allí, Por la sonrisa de un niño. Colaboran mucho con el obispo Figaredo y estoy como loco por ir a verlos y conocer in situ la labor que realizan. Lo difícil es encontrar tiempo. Es un viaje largo que me exige estar bastante tiempo fuera. Irme a
Maspalomas un mes ya fue una proeza. Ahora lo tengo más complicado, pero algún día iré».