Espacio
«Selfie» terrestre
Fotografiando el terreno lunar para la posterior llegada, la NASA decidió salirse del plan inicial y variar el vuelo de la «Orbiter» para tomar una imagen de la Tierra desde el espacio, la primera
Puede que usted haya vuelto ya de vacaciones, puede que se haya hecho algunas fotos. Incluso más de un «selfie». Y seguro que está especialmente orgulloso de ese en el que, alargando el brazo en toda su extensión, ha logrado una buena porción de paisaje playero a sus espaldas. Enhorabuena. Pero cualquiera de nuestras fotos veraniegas quedará en pañales frente a la fotografía que se tomó el 23 de agosto de 1966, la primera instantánea de la Tierra tomada desde las proximidades de la Luna.
La imagen fue capturada por la nave «Lunar Orbiter 1» de la NASA y cambiaría para siempre el modo en el que pensamos en nuestro planeta.
«Fue la primera vez que vimos nuestro planeta desde la perspectiva de un mundo diferente al nuestro», ha asegurado Jay Friendlander, técnico de fotografía que trabajó para esa misión.
La nave «Orbiter» giraba alrededor de nuestro satélite y pudo captar parte de la superficie lunar con la Tierra al fondo, como si fuese una luna creciente.
A la agencia espacial estadounidense ya había recibido ese verano el encargo de poner un ser humano en la Luna antes del fin de la década. La misión Lunar Orbiter fue lanzada para componer una cartografía realista del satélite que sirviera a los técnicos, entre otras cosas, para decidir el lugar en el que aterrizaría la primera misión tripulada. A bordo llevaba un laboratorio fotográfico fabricado por Eastman Kodak. De hecho, el sistema de cámaras ocupaba un tercio de todo el espacio de la sonda. En realidad no estaba previsto que las lentes apuntaran hacia la Tierra. El objetivo era obtener el mayor número posible de fotos de alta resolución del suelo lunar. Pero en mitad de la misión alguien sugirió que se tomaran fotos apuntando hacia nuestro planeta. No fue fácil convencer a la NASA. Modificar en vuelo la trayectoria del satélite tenía sus riesgos. Pero al final prevaleció la curiosidad. Era prácticamente imposible no morir de ganas de ver por primera vez nuestro mundo desde aquella distancia. También sirvió de ayuda que los directivos de la NASA prometieron no tomar represalias si en el empeño algo salía mal.
Por fin, el 23 de agosto de 1966 la nave logró una posición orbital que permitía contemplar la Luna y la Tierra a la vez. Allí estaba nuestro plantea aflorando sobre el horizonte lunar. ¡Clic!
La imagen fue capturada, enviada a la velocidad de la luz hacia la Tierra. Aquí en casa, las antenas encargadas de recibirla fueron las de la estación de seguimiento de Robledo de Chavela, en Madrid. Desde allí se envió a Houston para que terminara formando parte de pósters que se vendieron como churros.
Al finalizar su misión, la nave «Lunar Orbiter 1» fue deliberadamente estrellada contra la Luna, para evitar que sus frecuencias de radio interfirieran en futuras misiones... y para destruir toda la tecnología que llevaba dentro. En plena Guerra Fría la NASA no quería dejar ninguna pista que pudieran aprovechar los soviéticos en su carrera espacial.
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