
Salud
Los suplementos de rendimiento son la nueva moda, pero ¿merecen realmente la pena?
El mercado de los suplementos para el cerebro es un campo de minas: mientras que el Omega-3 o la creatina sí demuestran beneficios, otros productos muy populares resultan ser ineficaces o incluso peligrosos

La búsqueda de una mente más ágil y una memoria prodigiosa ha disparado un mercado de suplementos cerebrales donde la decepción es, a menudo, la norma. Ciertos productos, como Prevagen, basado en la apoaequorina, no ha demostrado ser más eficaz que un simple placebo en las pruebas realizadas. Tampoco existe evidencia científica sólida que respalde el consumo de altas dosis de vitamina E, un suplemento que, lejos de ser inocuo, podría incluso aumentar el riesgo de hemorragias y derrames cerebrales.
En esa misma línea de incertidumbre se encuentra el popular Ginkgo biloba, un clásico de los herbolarios que presenta resultados muy dispares en los estudios a gran escala sobre la memoria y no está exento de efectos secundarios, como dolores de cabeza o mareos. Algo similar ocurre con la citicolina, que solo ha mostrado alguna mejora en pacientes con demencia cuando se administra junto a su medicación, lo que pone en duda su utilidad para la población general.
Además, la lista de compuestos cuya utilidad ha sido cuestionada por la ciencia no termina ahí. Ni el ribósido de nicotinamida, una forma de la vitamina B3, ni el hongo Melena de león han logrado demostrar su valía en los ensayos con humanos, ya que los investigadores no han encontrado mejoras cognitivas convincentes que justifiquen su recomendación para potenciar la actividad cerebral.
La ciencia sí avala algunas sustancias para la mente
Sin embargo, no todo son promesas vacías en este sector. Existen compuestos cuyo respaldo científico es más sólido y consistente. La creatina, por ejemplo, ha demostrado en distintos análisis su capacidad para mejorar la memoria, un efecto que podría deberse a su función para incrementar la energía disponible en las células cerebrales, según explica Gary Small para Men's Health.
En este sentido, otros nutrientes han arrojado resultados notables. Los ácidos grasos Omega-3, en particular el DHA y el EPA, son fundamentales para proteger el cerebro de la inflamación y se han asociado a una mayor capacidad de atención en personas con un ligero deterioro cognitivo. Por su parte, la curcumina, el principio activo de la cúrcuma, ha mostrado su potencial para mejorar tanto la memoria de trabajo como la velocidad de procesamiento mental.
Asimismo, la ciencia también ha validado el uso de la fosfatidilserina, un tipo de grasa esencial para las membranas celulares del cerebro, que ha evidenciado su capacidad para optimizar la memoria a corto plazo en adultos con las mismas condiciones. A esta lista se suman otros compuestos de apoyo indirecto, como la L-teanina, que combate la ansiedad y la falta de sueño, junto al magnesio y la taurina, que contribuyen a una mejor concentración y al descanso.
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