
Salud y alimentación
Demencia y alimentación: los expertos identifican qué productos conviene limitar
Un nuevo estudio relaciona la dieta con la salud del cerebro y concluye que reducir ciertos alimentos podría disminuir a la mitad el riesgo de Alzheimer

Un estudio del Centro Médico de la Universidad Rush (Chicago, EE UU) sugiere que adoptar hábitos dietéticos más saludables podría reducir hasta en un 50% el riesgo de desarrollar Alzheimer. La investigación combina los principios de la dieta mediterránea y la DASH, utilizada contra la hipertensión, e incide tanto en potenciar ciertos alimentos como en moderar el consumo de otros más perjudiciales para la salud cerebral.
El plan de alimentación recomendado apuesta por verduras de hoja verde, frutos secos, legumbres, cereales integrales, pescado, aves y aceite de oliva. En el lado opuesto, los investigadores subrayan la importancia de limitar la ingesta de cinco productos comunes: alimentos fritos o comida rápida, queso, carnes rojas, especialmente las procesadas, pasteles y dulces, y manteca. El consumo excesivo de estos alimentos se relaciona con un mayor riesgo de hipertensión, obesidad y colesterol elevado, factores estrechamente vinculados a la aparición de demencias.
Los científicos destacan que las grasas saturadas son uno de los principales enemigos. Están presentes en productos como la mantequilla o el queso, que en pequeñas cantidades ya concentran una elevada carga calórica. Si se toman en exceso, aumentan el colesterol y favorecen problemas cardiovasculares que terminan afectando los vasos sanguíneos del cerebro. En el caso de la comida rápida, su alto contenido en sal multiplica el riesgo de hipertensión, que también impacta en la salud cognitiva a largo plazo.
Los pasteles, bollería y bebidas azucaradas ocupan otro lugar clave en la lista. Según los investigadores, su consumo frecuente favorece la obesidad y los picos de glucosa en sangre, dos factores que aumentan de forma significativa la posibilidad de desarrollar deterioro cognitivo. El estudio cita, por ejemplo, que la ingesta regular de dos refrescos diarios puede incrementar en un 30% el riesgo de demencia frente a quienes no los consumen.
Un plan flexible con beneficios demostrados
La propuesta de la Universidad Rush no plantea una eliminación total de esos alimentos, sino una reducción progresiva. Recomiendan limitar la comida rápida a una vez por semana, el queso a menos de una porción semanal, la carne roja a un máximo de cuatro veces, los dulces a cinco porciones semanales y la manteca a menos de una cucharada al día. Según los expertos, incluso seguir la dieta de manera parcial puede reducir el riesgo de Alzheimer en un 35%.
El estudio también incide en que los cambios de hábito deben entenderse como una inversión a largo plazo. Sustituir carnes procesadas por pescado o legumbres, y mantequilla por aceite de oliva virgen extra, no solo ayuda a reducir los riesgos neurológicos, sino que además mejora la salud cardiovascular. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la dieta es un factor determinante en la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
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